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Yo soy el Señor Dios con ustedes.
Yo soy el capitán, y aquel que sigue al capitán, y que obedece sus ordenes, no
sucumbirá ante sus enemigos. Más Yo, doy la vida por ustedes, y en verdad les
digo que en Mí, están a salvo, de sus enemigos. Ciertamente están al acecho,
más os les digo, si ustedes están en Mí,
Nadie contra ustedes. Soy vuestro Señor, Cristo Jesús.
Sin que ustedes se den cuenta, Yo
el Señor Dios Todopoderoso, los he tomado como un medio, para hacer difundir mi mensaje. Y mi mensaje
es escuchado, como el viento. Va pasando más allá de las fronteras.
Yo el Señor Dios, me doy una cita
de amor, desciendo con los míos, y me quedo con ellos. Pero Yo quiero
unificarlos en Mí. Dichosos ustedes que quieren ser en mí, y que dicen,
Jesucristo es mi Señor. Dichosos los que lo proclaman, y los que dan testimonio de que su Señor, está
en ellos. Dichosos todos aquellos que dicen:
> Dejo todo por mi Señor. Sigo a mi Señor. > Pues el que sigue a su Señor Dios, en
su peregrinar hay paz. La paz solamente
les viene, del que es paz. Yo soy
Cristo.
Me he quedado con ustedes, para darles vida, y vida en abundancia.
Dichoso el que cree. Tengan fe, estoy
aquí con ustedes. Si ustedes dicen. > acaso el Señor estará con nosotros. acaso será verdad, que Cristo está entre
nosotros. >
Hijos amados, si os se los digo, créanlo. Estoy con ustedes, y vivo con
ustedes. Esta es una cita de amor que nos damos. Les sonrío lleno de alegría. Muchos no me dejan hacer mi obra en ustedes,
porque se cierran en su propio querer, y en su propio sentir, y os dicen:
> a mi, el Señor no me sana. >
Tú mismo estás cerrando puertas, y ya la
duda está en ti. Pues cree en tu Señor Dios, que te ha dado la vida. Si tu
crees que Yo el Señor Dios, te libro de la muerte eterna. Si crees en que en Mí, serás salvo, se te
será dado aquello que pides. Más os te digo, Yo lo que os doy, es por su bien.
Lo doy cuando Yo lo creo conveniente, pues Yo permito también el sufrimiento;
Para muchos, un castigo de Dios. Hay
muchos otros que dicen: > El Señor no me escucha. Esta enfermedad, me
hace renegar, y hará que yo me pierda. >
No vuelvas a renegar, no vuelvas a decir eso. No digas que por esa enfermedad,
te vas a perder. No reniegues, antes
bien, unifícala en tu Señor Jesús, quien os dará un mérito en el cual para ti,
es inimaginable. Yo el Señor Dios te digo, no pongas tu corazón en la duda,
sino antes bien, cree. Soy el mismo Señor Jesús, el Dios vivo y verdadero, Alfa
y Omega, sin principio ni fin, que estoy con ustedes. Yo derramo la copa de la gracia en ustedes,
la doy en su interior. Más ustedes, están distraídos con las cosas del mundo, que
ni tan siquiera se dan cuenta, Yo aquí estoy con ustedes, soy con ustedes, y
vivo con ustedes. Pero quiero ser en ustedes, benditos sean, les abrazo, y les
doy mi paz.
Aún estuvieran muy contentos con
sus enfermedades, sabiendo que os están acompañando al Señor, en el peregrinar;
al caminar por esa vía dolorosa. Ustedes
son mis hijos amados, aquellos que van mitigando mi dolor tan grande, son
aquellos mis hijos que me ayudan, cuando caigo con la Santa Cruz, y me ayudan a levantarme. Yo con ustedes y ustedes conmigo, llevando su cruz, también conmigo, su cruz de cada día. Caminamos juntos, y saben que por el camino,
Yo el Señor Dios Todopoderoso, sin que ustedes se den cuenta, los hago
sembradores en Mí, vuestro Dios y Señor. Por medio de sus enfermedades ofrecidas,
con amor al Señor, y pidiéndole darle el mérito que Yo quiero, Yo les digo que
vamos por el camino, sembrando semilla. Esas semillas nunca pasarán, porque lo que viene de Dios, nunca termina. Muchos dicen: > Hubo un evangélízador pero se
retiró. > Pero Yo os digo, que lo
que hice por medio de el, no va a
terminar. Porque ya quedó sembrada la
semilla, y ya creció un árbol, y el árbol
soy Yo. Más ustedes crecen en Mí,
y en Mí dan fruto. Os les digo, No
termina lo que Dios ha hecho. Yo por
medio de ustedes, hago cosas grandes, maravillosas y asombrosas. Aún sin que
ustedes se den cuenta, aún siendo testigos de vuestro Dios, con su buen
comportamiento, siendo testigos de Cristo, siendo amor y misericordia. Son
testigos de Cristo, mis hijos que llevan la palabra, y la proclaman delante de
mi pueblo.
Me da mucha tristeza, que dejen
entrar en ustedes esos espíritus. Os les digo, el pecado, para muchos de
ustedes, en su ignorancia dicen: >
Pequé. Luego me confieso. > Mas os
les digo, son espíritus oscuros, que están dentro de ustedes. Es satanás quien
entra. Arrepiéntanse de sus pecados ahora mismo, y vayan reciban el Sagrado
Sacramento de la Santa
confesión. Yo veo su interior. Más Yo,
toco a la puerta, arrepiéntete de tu pecado. Yo te amo de todas maneras, y te
beso, porque eres mi hijo. Acuérdate
que Yo vine con los enfermos, y con los pecadores, muchos decían: > ese hombre Jesús, es un glotón, es un
borracho, come con los pecadores, se emborracha con ellos. > Porque ellos en su afán de alejar almas
de la luz, y llevarlos al lugar de
oscuridad, muchos de mis hijos, hablaban y hablaban equivocadamente. Más aún
éstos mis hijos, Yo les llamaba a la conversión, y al arrepentimiento. Sin que
ellos se dieran cuenta, Yo ya tocaba la puerta y los besaba, y aunque ellos no
se dejaban besar por Mí, como hombre, Yo los besaba como Dios, y como
Espíritu. Pobrecitos de mis hijos, más
les digo a ustedes también, arrepiéntanse de sus pecados. Les beso a todos. Mis hijitos, mis muy
amados, os quiero darles vida nueva. Os doy vida nueva, dichoso el que recibe,
Yo soy Jesús el Señor.
Quiero que sean santos. Quiero
que amen mucho, la Ley
Divina. Os les pido, que no dejen de ir los domingos a Misa.
Cuanto me gusta que mis hijos, se acerquen y me reciban. Como me contraigo de dolor, cuando se quedan
sentados y dicen: > Hoy no Señor, mañana.
Vine de compromiso a Misa, porque hoy es domingo. Pero hoy no quiero
recibirte. > Me quedo con un dolor
tan grande, cuando ustedes se van y no
me reciben. Más también les digo, no me gusta que me reciban con un espíritu, y
un alma manchada. Yo quiero estar en un lugar, en el cual ha sido, para su
Señor, morada, pues el mismo Señor, los ha creado para El, y Yo para ustedes.
Yo he elegido, porque es mi Divina
voluntad, este lugar como reunión, en el que mis hijos y Yo nos reunimos. Yo lo he tomado, y no quiero que le nieguen la entrada, a ninguno de mis
hijos. Salvo aquellos que vengan hacer escándalo, o división, o aquellos que
quieran imponer su voluntad, y no la de Dios. Pues os les digo, que Yo les he
puesto como centinelas, de estas puertas. Cuidar hijos amados, pues satán
sabiendo que de este lugar, muchos han sido instruidos internamente, y están
evangelizando, y los que ya se han retirado están en otros grupos de oración.
Pero mi mensaje ya ha quedado en ellos,
Yo los he hecho evangelizadores, ustedes me han abierto la puerta cuando
toqué. Y os dije, hago un hombre nuevo, una mujer nueva, lo hago mi testigo delante de mi pueblo. Benditos sean todos, los que están dejando
todo aquello que tanto les gusta, un descanso, un quedarse en su casa a ver
televisión, quizá querer salir en ese momento a algún lugar. Más ustedes, me están ofreciendo tiempo,
dinero, esfuerzo, y todo su amor.
Benditos sean todos ustedes, los bendigo y bendigo a sus familias, a sus
descendencias, y a sus ascendencias,
porque el que ama, se da el mismo, da aún de lo que tiene, sus fuerzas,
deseos, y da todo lo que tiene. Aún deja
todo aquello que tanto ama, y Yo os cuido de lo que aman, cuido de sus cosas.
No pongan su corazón, deseos, y anhelos, en las cosas terrenas, pues todo esto
va a pasar. No saben el día, ni la hora, en que Yo les voy a llamar a
cuentas. Dichosos a los que encuentre
trabajando a mi venida, su alegría va a ser muy grande, en el Reino de los
Cielos, y dirán: > Bendito sea el
Señor, que me hizo este llamado. Bendito
sea mi Señor, que me instruyo con su mensaje, e internamente. > En verdad les digo, que Yo soy Dios, de
amor y de misericordia, un Dios que en las ofrendas, los tomo como ofrenda a
ustedes, y en mi Hijo muy amado Jesucristo.
Les digo están aquí, pero ya están acá, y dan testimonio de lo que ven,
según el espíritu, en Cristo Jesús. Ahora como peregrinos, todavía, Yo no les
prometo aquí el Reino. El Reino no es para ustedes aquí. Siguen en la batalla,
van a sufrir persecuciones, e igualmente van a sufrir enfermedades, propias de
esta vida. Yo el Señor Dios, les digo, benditos sean los que creen, y que me
escuchan. Mi Reino no es aquí en la tierra, mi Reino es el Reino de los Cielos.
No saben en que momento los llamaré. Más Yo, tengo el tiempo para llamarlos,
vendrán, entrarán, y Yo mismo, serviré la mesa y haré una gran fiesta, y su alegría
va a ser grande. Más esta alegría, no terminará, será sin fin. Su alegría será
eterna junto a vuestro Dios, que les ha dado la vida. Alégrense en Cristo mi
Hijo muy amado, en quien han sido ya redimidos. Por los méritos de su Santísima
pasión tan dolorosa, ha pagado ya por sus pecados, no guarden en ustedes el
pecado. Yo soy vuestro Dios Yahvé quien les habla, quiero que todos, sean en un
mismo Espíritu, el Espíritu Santo.
Soy Jesús, quiero que mi Padre
amado, les contemple a ustedes en Mí, que vea mi Divino Rostro, en vuestro
rostro. Yo traigo su humanidad, a mi
Divinidad, si ustedes quieren. Yo les
hago el llamado, y os doy mi Divinidad,
a mis muy amados. No estén en
pecado, arrepiéntanse. Porque les digo,
que lo que está manchado, no puede entrar en lo puro, ni lo puro, puede entrar
en lo manchado.
Les hablo a todos ustedes, de la
gravedad de lo que está pasando, dentro de la Santa Iglesia
Católica. Muchos son espías, muchos de mis hijos de la masonería, se han
infiltrado, y tienen planes, según en su pensar de hombre, y guiados por
satanás. Cerrar las puertas de los templos, tratan de conquistar a los
sacerdotes, haciéndoles creer. > tú
eres hombre, tu tienes que divertirte, Jesucristo no te ha hecho esclavo. o acaso Dios te quiere esclavo. Acuérdate que la esclavitud no viene de Dios.
Ven mira, que si tienes relaciones sexuales, es un pecado que luego Dios te
perdona. Acaso has visto, que Jesús
desciende en la
Sagrada Hostia. > Muchos de mis hijos escuchan voces, más hijos
amados, la persecución es grande, dentro de mi Santa Iglesia. Aún muchos de mis
hijos, que se llaman mis servidores, a Mí no me están sirviendo, antes bien,
están desviando almas del camino, pues se sienten poderosos, grandes, e
influyentes. Quieren que les llamen señores, quieren que todos aquellos, los
que ellos llaman inferiores, que les rindan pleitesía. Quieren que a su paso,
les saluden con reverencia. A éstos mis hijos, en el último día me dirán: > Oh Señor. Yo te serví por muchos
años. Señor, estuve en la parroquia,
acuérdate en aquella a la que tu me llevaste, y en la que yo estuve en
liturgia. Mira Señor, yo estuve trabajando en la sacristía, acuérdate Señor.
Señor yo te serví. > Aún algunos de
mis hijos, que son ministros de la
Santa comunión, me lo diran y yo les voy a decir, hijo Yo no
te conozco, nunca te vi. Muchos de mis
hijos, aún estando en pecado, me tocan con sus manos impuras, y Yo no quiero
esto. Yo estoy muy ofendido, pues os les digo, a todos aquellos, que sean hoy
llamados, a estar frente a un grupo de oración, quiero que sean Cristos vivos.
Quiero que sirvan a sus hermanos, quiero que unifiquen, y que en Cristo su
Señor, guiados por el Espíritu Santo, el mismo amor los instruya. Haciéndoles
una invitación para el Reino de los Cielos,
todos ustedes son llamados, muchos dicen: >
Señor, yo no puedo ir, mis piernas me duelen. > Y Yo te voy a decir , sabes que por
medio de tus piernas, Yo quise hacer muchas cosas. Sabes que por medio de tus
piernas, Yo te daba santidad. Yo el
Señor, el Santo, Yo te he llamado a ser santo, como mi Padre es Santo, y
ofreciéndome ese sufrimiento, ese dolor de tus piernas, por todos los
evangelizadores. Tu ya estás evangelizando y os doy el mismo mérito, que os doy
a mis evangelizadores, porque desde donde estás, ya me estás ofreciendo, tu ofrenda evangelizadora. Y a todos les digo, benditos sean, los que
administran bien lo que están recibiendo, para la evangelización. Porque es
para el Reino de los Cielos, es para que mis hijos, coman el pan de la vida,
que es mi Sagrada palabra. Yo los he llamado a ser administradores de mi Reino. Muchos de ustedes dicen: > Señor yo que puedo hacer. > Y Yo te digo, saluda siempre con
amabilidad, bendice desde tu interior, y bendice con todo tu corazón a todos
tus hermanos, aún los que no te quieren. Bendícelos, ámalos, ora e intercede
por ellos, para que en Jesús, y en María Santísima, tu ya pises la cabeza de la
serpiente, de aquel que no te quería, y os te digo, que va haber una
conversión. Yo quiero por medio de ti, la conversión de aquellos mis hijos, que
no te quieren, aquellos que andan en camino equivocado. Más, ora, y no desmayes
en la fe.
Somos el Padre, el Hijo, y el
Espíritu Santo, Trinidad Santísima, con todos ustedes. Nosotros los hacemos
trinitarios, y marianos. Porque están en el Hijo, están en el Padre, y el
Espíritu Santo es en ustedes, que los unifica como Iglesia Santa, como esposa
de Cristo.
> Soy María Santísima. Yo soy en la Santísima Trinidad,
como Hija predilecta. Soy Madre amantísima de Jesucristo, el Señor. Quien me ha
entregado a todos ustedes, como Madre amantísima de cada uno de mis hijos. Soy
esposa del Espíritu Santo. Mi Santísimo vientre, fue la primera custodia del
Dios Altísimo, que vino a redimirles. Aquí estoy hijos, estoy intercediendo por
ustedes en todo momento. En este grupo de oración, mis coros de ángeles y los
santos, están intercediendo por ustedes hijos amados. Benditos sean los que con
fe en el nombre de Cristo Jesús, se unifican en la Iglesia Triunfante,
Militante, y Purgante, con toda la creación. Toda la creación se alegra, en
María Santísima, como protectora y Señora de todo lo creado. Pues todo me ha
sido confiado, benditos sean todos los que con fe, se unifican todos en María
Santísima, Hija, Esposa y Madre amantísima, de Jesús.
> Eviten y
aborrezcan el pecado. Practiquen
obras de misericordia, recen el Rosario de María, y oren mucho, recen el
Rosario al Espíritu Santo. No olviden el rezo al Señor de la Divina Misericordia,
la coronilla de la
Divina Misericordia, oren mis hijos amados.
Con ustedes siempre, haciendo mi
obra salvífica, por su medio. Yo quiero continuar, haciendo esta obra
salvífica. Yo Dios con ustedes y ustedes conmigo, en esta Alianza que Yo hago
con ustedes. Cuanto deseo que acepten mi alianza, ustedes dirán: > ¿Señor, como evangelizo? > Evangeliza hijo amado, primeramente
evitando todo aquello, que no viene de tu Señor Dios. No quiero que uses palabras
altisonantes. Me molestan, me lastiman, y me aturden mis oídos. No quiero que
las usen, no me agradan. Estas son palabras de satanás. Los hijos de Dios, no
hablan palabras altisonantes. Los hijos hacen,
lo que su Padre. No hagas pues lo
que un extraño, lo que un enemigo tuyo, quiere imponerte. Satán, siempre te
hará hacer creer y hasta desear, las cosas que te apartarán del camino. Las
cosas que te llevarán al abismo. Y os te
digo, tu sabes que tienes un amigo que te ama, Jesús.
Quiero que en mi redención,
ustedes se refugien. Yo su Redentor los
quiero en Mí. Quiero que formen un solo
cuerpo, todos en un solo Señor
Jesucristo, y os en Mí, tengan vida en abundancia.
Orad mucho por los nuevos gobernantes. Pues
aquellos hombres, los cuales buscan siempre el bien para ellos, y no para su
pueblo, os les digo, son bestias en lugar de hombres. Bestias que devoran a mis
niños, a los hombres y mujeres. Son todos aquellos que se enriquecen, con el
sufrimiento, lágrimas, cansancio, y el sudor de la frente de mis hijos. Yo á
estos hijos los llamo bestias, aquellos que en esas grandes empresas, se
enriquecen, y muchos de mis hijos mueren de cansancio. Os les pido que oren, y
sigan en esta cadena de oración, en la cual me dan mucha alegría, al estar en adoración
y meditación, a mi Sagrada pasión tan dolorosa.
La palabra no es para tenerla
guardada, o escondida. Vive según la
palabra. Que hoy, la misma palabra, si tu quieres, te toma como un medio, para
fluir por medio de ti. No te dejes
llevar por ti mismo, pide siempre al Espíritu Santo. Benditos sean mis hijos, que se sumergen en la palabra, y la palabra les toma. He tomado medios, y sigo tomando. Los llamo a ustedes a estudiar las Sagradas
Escrituras, dentro de la
Santa Iglesia Católica.
Les amo.