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Se han reunido en mi Santo
nombre, os les doy la bienvenida. Mi Dulcísimo Corazón está abierto para todos.
Sí, fue traspasado por la lanza. Venid todos mis pequeños, y con fe refugiarse
en Mí. Ciertamente están viviendo una guerra, en la cual no luchan ni con
pistola, ni con bombas, como algunos de mis hijos con esas bombas
nucleares. Ustedes no luchan con
cuchillo, ni con armas de este mundo,
sino que se tienen que armar, con las armas del rosario, de la caridad,
y de la misericordia. Hijos muy queridos, deben de llevar la armadura de la Fe.
No decaigan en la Fe, pónganse la armadura. Yo se las doy, de la
perseverancia en los Sagrados Sacramentos. Pónganse la armadura del coraje, en
ustedes mismos, para vencer. Sí, si
ustedes se dejan vencer, es porque están débiles. Y están débiles, Porque no oran, porque no frecuentan los
Sacramentos, y la
Sagrada Eucaristía. En verdad les digo, que mis hijos que
están en obediencia a mis Mandatos Divinos, en ellos hay paz, esperanza en
vuestro Dios, y Señor. En la guerra y en
la batalla, ustedes serán vencedores en Cristo. Más si ustedes quieren, usar
las armas de la soberbia, avaricia, flojera, y gula, y así todo aquello que es
adverso a las cosas Divinas. Decaerán, Porque por ustedes mismos no podrán.
Benditos hijos amados, las fuerzas de ustedes mismos, no les sostendrán. Sino
en Cristo, Dios Todopoderoso, que está siempre dispuesto para ustedes. Soy
vuestro Dios que tanto les amo, Jesús.
Benditos hijos que se arrepienten
de sus pecados. Yo les he pedido que vivan en gracia, que vivan revestidos, de
esta gracia Divina que solamente les viene de vuestro Dios. Benditos sean todos
los que os escuchan, todos los que ponen en práctica lo que les pido, y todo lo
que hacen en obediencia a vuestro Señor y Dios, por vuestro bien. Lo que
ustedes en su misma voluntad, y por amor a vuestro Dios; han iniciado una nueva vida. Dejen todo
aquello que es muerte para ustedes. Derramo agua viva en ustedes.
Yo se todo de cada uno, me gusta
mucho que ustedes dialoguen conmigo, aún en sus casas, y en el camino. Yo
quiero que ustedes me hablen como un hijo le habla a su padre. Piden mucho, pero muchas veces no saben
pedirme, y no es que no les entienda. Lo
que pasa, es que ustedes cierran la puerta. Vengo, y está tan saturado su corazón,
mente y voluntad, que no me dejan un tiempo, y un lugar para poder hacer mi
obra en ustedes. Cuál es tu ofrenda. Yo
la ofrenda, que quiero de ti, es tu sinceridad. Quiero que confíes en Mí, y
quiero tu abandono a Mí. Soy el mismo Señor, Yo caminé como Dios y hombre,
entre los hombres mismos. Muchos de ellos no creían, y antes bien, maldecían,
criticaban, se mofaban, y quitaban la fe de aquellos que creían. A estos mis
hijos, aunque los amaba. Yo soy Dios de amor, pero ellos mismos me cerraban la
puerta. Igualmente, hoy en día, muchos de mis hijos blasfeman, critican, y maldicen. Muchos de mis hijos como ladrones, se acercan
a otros, robándoles la fe. Y estos pobres hijos, que os escuchan al hombre,
aquel que es representante de satanás, dividen, y les roban la fe
diciendo. Acaso crees que te van a dar. Que Cristo está dispuesto para
ti. Cristo está muy ocupado, no creas.
Vayamos aquellos lugares donde de veras nos escuchan. Y dirigen sus pasos hacia aquellos lugares, donde hay
brujería, y hechicería, donde hay toda
clase de ocultismo. éstos mis hijos, no
están dispuestos a recibir de Mí. Antes bien, os dan la espalda a su Señor.
Buscan en aquellos lugares, donde solamente hay muerte. Ay de aquel que desvié
a su hermano, ay de aquel que es un ladrón, y roba la fe. Ay de aquel que no
fomente el bien, y que desvían a mis pequeñitos. Más les valdría, que les
ataran una piedra de molino al cuello, y se arrojaran a lo profundo del río. No
se conviertan en ladrones, ni en asesinos de sus hermanos. Ustedes han venido a
Mí, y escuchan. Más dichoso el que lleva mi mensaje, y dichoso el que aconseja
a su hermano, que dirige sus pasos en dirección equivocada. Yo les amo mucho,
les digo benditos amados, pero ustedes prefieren la muerte a la vida. Estoy
para darles vida nueva.
Yo te pregunto, estás en comunión
con tu Señor. Oras. Das testimonio del Dios vivo, que es
amor. Haces el bien. Eres caritativo y
misericordioso. Endereza el camino. Vengo
con cada uno, les acaricio y les beso, soy vuestro Dios, Cristo Jesús.
Dios está con ustedes, y ustedes
son hijos de Dios. Dios les ama, dichosos los que se han arrepentido de sus
pecados. Más el arrepentimiento de sus
pecados, ha sido una preparación. Para que ustedes se acerquen al Sacramento de
la Santa
confesión, donde Dios les da vida nueva. Tengan horror al pecado, el pecado es
muerte en ustedes. Ustedes tienen mucho miedo a que el hombre les mate, a que
venga y les quite la vida, según el cuerpo y la carne. Pero tengan más miedo,
aquel que les puede quitar la vida en el Espíritu. Tengan más miedo, aquel que
les puede llevar a la
Gena. Tengan miedo al que puede matar el cuerpo, el alma y el
Espíritu, a ese sí ténganle miedo, y ese asesino está pronto. Un solo pecado
mortal, les puede llevar al infierno, si ustedes no se arrepienten de todo
corazón de sus pecados.
- En cada templo está Dios esperándoles con
tanto amor. Para que ustedes reciban vida nueva por medio de los Sagrados Sacramentos. Quiero hablarles
de los Sacramentos. Dios quiere que tengan vida nueva, amen a Jesús Sacramentado.
Sepan que solamente en una Iglesia y en un templo Católico, reciben cada uno de
los Sacramentos. Dios, Jesús Sacramentado, les
trae a Él mismo, en el Sacramento de la Confirmación. Reciben
Espíritu Santo, reciben a Dios, y quedan inundados de Espíritu Santo, y el
Espíritu Santo les toma en Él.
Alégrense, en otros lugares no hay Sacramentos. Dios ama mucho a sus
hijos, pero el Señor quiere vida dentro de ustedes, y la vida es Dios mismo.
Espíritu Santo en ustedes, Dios Padre, Hijo os da su Espíritu, su pueblo
alégrese en Dios su Señor. Así en cada uno de los Sagrados Sacramentos, Dios en
ustedes. Cristo les hace uno en Él. No mendiguen como el hijo pródigo que se
alejó, y quería comer las bellotas de
los puercos, cuando su Padre os estaba esperándolo. Después de haber pecado y
arrepentirse de su pecado, el Padre se alegró tanto, cuando lo vio a lo lejos.
Corrió a su hijo, puso sandalias en sus pies, un anillo en su mano y lo vistió
con vestiduras reales. Esto pasa cuando ustedes se arrepienten de sus pecados
hijos. Cuando van al Señor Dios, arrepentidos y deseando una vida nueva. Les
amo, soy vuestra Madre María Santísima. Hijos crean en mis palabras. Yo les amo
mucho mis hijos.
Han recibido una lista de lo que son los
pecados, reflexionen, cual ha sido su vida, cuales pecados les están dominando.
Por qué están siendo dominados. Para que ustedes, en oración y pidiendo de todo
corazón al Espíritu Santo, en su mismo querer. El Espíritu Santo les ayuda para
vencer esos abominables pecados, que son muerte. Son mis hijos, con sus
familias refúgiense en quien tanto les ama, vuestra Madre. Soy vuestra Madre,
Jesús mi Hijo muy amado, nos ha unido
como familia real, como familia de Dios.
Todo lo de Dios, es vuestro, porque el Hijo lo ha ganado para ustedes.
Soy vuestra Madre María Santísima, les beso, y les digo mis niñitos, mis muy
amados, no desmayen en la fe, antes bien, crean. Dios está con ustedes, les
envuelvo en mi manto, les cuido como mis hijos. No se alejen de Mí, dejen que
guié sus pasos. Dejen que Yo sea vuestra Madre, María de la Defensa. Soy vuestra
Madre María Santísima, Yo quiero ser vuestra defensa. Yo intercedo por ustedes
en todo momento. Yo pido al Señor por mis muy amados, pido bienes espirituales,
y también los materiales son dados por añadidura. Pidan siempre y pidan mucho,
bienes espirituales para ustedes y para sus hijos, para sus esposos y padres,
hermanos, vecinos y amigos. La comunidad esté en oración, el Señor os ama.
- Si aún vistes como los mendigos, Yo te digo,
quiero que seas revestido de gracia. Te lavo con mi preciosísima sangre. Con
fe, recibe loa absolución de tus pecados, por medio de mis hijos amados
sacerdotes. Si, a los que tu ves y dices son hombres, y los que son muy
criticados. Os te digo, si éstos mis hijos son tambaleados por el mal, es
porque tu, no oras por ellos. El pueblo de Dios, deben permanecer unidos,
sacerdotes y fieles. Todos son el pueblo
sacerdotal de Dios, porque todos son
hijos de Dios, en Cristo Jesús. Qué has hecho por tus sacerdotes. Has ofrecido
un sacrificio. Quizá un ayuno. Haz dejado de ver el futbol, o has dejado de
tomar aquella cerveza, que tanto te gusta por un sacerdote. Si tu supieras el mérito que Yo le doy, al sacrificio
ofrecido por un sacerdote. Pues no se
lamenten, ustedes que dicen vi a un sacerdote, y los critican. Pero os les digo, agradecidos con vuestro
Dios, por haber tomado de los del mundo,
como testigos algunos de mis hijos, y haciéndoles administradores, de los
bienes divinos. Para el bien de todos ustedes, y el de mis hijos amados
sacerdotes, que también son peregrinos, y hombres como ustedes dicen. Orad por
mis sacerdotes, y ustedes ya están participando en esta obra salvífica, y
apostólica. Si la Comunidad ora por el
Sacerdote, este sacerdote será santo, santa la comunidad y santo es todo aquel,
que es en el Santo Cristo, Jesús.
Acuérdense que satanás está furioso, con el pueblo de Dios, porque
muchos están ya en el camino equivocado. Y os quiere que ustedes vayan por ese
camino equivocado. Más Yo por medio de ustedes, quiero traer del camino
equivocado, al camino de la verdad. Permanezcan en la verdad, porque nadie
puede dar lo que no tiene. Y aquellos que prometen, pero que no están en la
verdad, No pueden decir, vayamos a que nos den y a que nos sanen. No es más,
que una ignorancia espiritual en ustedes.
A ustedes lo que les estoy
pidiendo, es un sacrificio. Pero acuérdense que en el sacrificio, está la alegría. Y en el
sacrificio mismo, después está el deseo, a las cosas divinas. Así
viviendo en la verdad. Haced lo que les
pido, el tiempo ya está aquí.
Quiero que perdonen, porque si
retienes dentro de ti, ese rencor y ese odio, tus heridas permanecerán
abiertas, y sangrantes. Acuérdate que las heridas pueden contaminarse, y llevarles
hasta la muerte. Perdonen, perdona a tu
padre, a tu madre. Quizá en el momento que te concibieron, ellos no te
concibieron con amor, o quizá estaban enojados, quizá fuiste engendrado en un
momento en el cual tu madre fue obligada, y tu padres tenían sentimientos
encontrados, y No eran los sentimientos santos de Dios. Perdonen a sus padres,
quizá vuestros padres ya no estén en este mundo, y estén en el Purgatorio. Yo
quiero darles el don del perdón. Yo soy Dios y quiero concederles la
liberación, y la sanidad interior.
Hijo amado, porque te amo, te
quiero santo, y te quiero conmigo. Mi Reino es tuyo, soy tu Jesús. Quiero que
inicies una vida nueva, una vida Sacramental. Quiero que me visites, soy Jesús
Sacramentado, estoy todo Yo en la Sagrada Hostia. Estoy expuesto para todos
ustedes, y Que pocos son los que me visitan. Benditos sean, reciban e inicien una vida nueva. No guarden
en ustedes la lepra, que en verdad les lleva a la muerte eterna, soy vuestro
Jesús, les lavo con mi sangre Preciosa.
Siéntete muy amado, pues soy todo
tuyo. Mi Madre tan amada está entre su pueblo, con sus hijos, protegiéndoles,
nunca se alejará de ustedes. Mi Madre Santísima está con cada uno de sus hijos,
aquí en México, en Roma, en Francia, en Inglaterra, y en el Japón. Mi Madre, es
Madre de todos mis hijos. Alégrate en tan excelsa Madre, María está con
ustedes, permanece, y permanecerá con ustedes. Una Madre nunca deja a sus
hijos. Algunos en su equivocación, en su dejarse llevar humano, os dicen. > María Santísima se aleja de México. –y
Yo les digo, esta es la patria de María Santísima, ella está aquí. Se quedó en
la tilma de mi hijo muy amado Juan Diego, está viva y está con ustedes. María
Santísima está entre su pueblo. Y de otros países, de todas partes, dicen. > María Santísima está viva, y está en
México. > Sí, hijos amados en los últimos tiempos, muchos de mis hijos
vendrán a morar aquí en México, aún los obispos, aún todos aquellos creyentes
en María, vendrán y se refugiarán aquí.
Y los que no son creyentes, viendo que muchos tienen ese amor a María
Santísima, ellos también vendrán, y muchos de mis hijos que no han creído en
María y que no la han aceptado como su Madre. La van aceptar, os palabra de
Dios.
Yo les quiero mucho, soy vuestro eterno
enamorado Cristo Jesús. Estoy vivo, estoy resucitado, estoy con mi pueblo y en
mi pueblo, y mi pueblo es en Mí.
Yo he fundado una sola Iglesia,
Santa, Católica, Apostólica, y Romana. Todos forman un solo cuerpo, en un solo
Señor, Cristo Jesús.
Mi hijo muy amado el Papa, como
ustedes los llaman, está aquí en México. Pero todos ustedes están en Mí,
alégrense y estén contentos, cada uno de
ustedes en Mí, que gran misterio. Pero os les digo, es la verdad, y la verdad
es Cristo. La verdad sea revelada, a los que están en la mentira. Quiero que
ustedes, cierren puertas a todo lo que es muerte en el espíritu. Síganme. todo
es nada, sí, para ustedes todo, es un puño de tierra, quizá unos zapatos finos.
Buscan y trabajan tanto para tener aquí en la
tierra, pero descuidan lo más importante. La oración, y sacramentos, descuidan dar testimonio de
Mí, y dar amor a sus familias. Unificarse en el amor de Dios. Ciertamente por
amor, se afanan tanto por trabajar, pues quieren dar algo mejor a sus hijos, y
os aún dejan los padres, a sus pequeños. Que pasará si la gallina deja a sus
polluelos. Cuando regrese, no encontrará ninguno. El gavilán está pronto para
devorarlos. Si les hablo esto, es para que cuiden de sus pequeños,
aconséjenles, y háblenles de mi amor y de mi misericordia. Dichosas las
familias en que todos están unidos, en un solo espíritu, el Espíritu Santo.
Estas son las familias que agradan al Señor, que le dan gloria al Señor. Pero
cuando abandonan a sus hijos, llega el demonio y hace su obra mala en
ellos, los pervierte, les desvía
del camino, y hace de ellos uno más de él. Así dándoles muerte en el espíritu, y por
medio de esos que os ha desviado del camino, desvía a otros.
Dichosos los que se quedan al
rezo del Santo Rosario. Que es una oración, la cual es muy grata a mi Padre,
cuando se reza con devoción. Más cuando meditan mi Santísima vida, pasión,
muerte y resurrección, y así cuando meditan mi encarnación. Así en cada misterio meditado cada día, como
corresponde.
Les amo.
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