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Dichoso el que confía en la
misericordia, y en el amor de su Señor. Dichosos todos ustedes, que si caídos
están, Yo el Señor Dios Todopoderoso, en
mi amor y misericordia, les levanto, y les traigo a mis brazos. Yo Padre amoroso los cubro de besos, a todos
les saludo, benditos hijos. Son mis redimidos, son mis muy amados. Benditos
ustedes que con fe, vienen a su Señor. El hombre por la fe vive, aquel en el
cual no hay fe, ni esperanza en su Señor, No puede haber vida en él. La fe les hace libres, cuando ponen su
confianza en el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. Hay muchos que ponen su confianza en alguien, o en algo,
que no es Dios su Señor. Estos mis hijos
se desvían, como el caballo que se desbarranca al abismo. Aquel que os les
digo, sufre fracturas en su interior, en su fe, y en la esperanza a su Señor,
cuando se aleja de su Señor. No porque
Yo lo quiero, sino porque ustedes lo quieren, al alejarse de su Señor. Hay
muchos de mis hijos que dicen conocerme, pero aquel que lo dice, y no es
testigo de su Señor Jesús, No puede decir conocerme. El que me conoce me ama, y me hace amar. Y lleva a sus hermanos este llamado, de su
Señor y Dios, y son testigos. Yo los
tomo como un medio para traer almas a Mí.
Soy Dios con ustedes. Cristo, soy
el Dios único y verdadero. Soy el Hijo único del Padre Celestial, y todos
ustedes en Mí, son hijos del Padre. Ustedes en mi Divinidad, y Yo en su
humanidad, los hago uno en Mí. Sí, Yo
soy Dios, y ustedes en Mí, tienen esa soberanía del Hijo único de Dios. Yo les
digo, que en el Reino de los Cielos, ustedes en Cristo, son como los ángeles,
no hay género, solamente son almas.
Yo el Señor Dios, sano las
heridas de mis hijos. Cuando dicen. >
Creo en Ti, que Tú me vas a sanar. - Soy el Divino Médico, de quien les viene toda
sanidad. Tomo medios para darles salud.
Quiero que cada uno de ustedes en
Mí, sean servidores los unos a los
otros. Quiero que ustedes en Mí,
sean amor. Yo soy el amor en ustedes,
aquel que no quiere a su hermano, no puede decir, estoy viviendo en la verdad. Vivan la verdad,
ámense los unos a los otros, en el amor mismo, de Cristo Jesús.
Quiero que me entreguen todo
aquello que hay en ustedes, y que no viene de Mí. La tristeza seca los huesos,
y enferma el espíritu. Desháganse de la
tristeza, con fe entréguenmela. Canten, alaben, y bendigan al Señor Dios, único
y verdadero que les ha dado la vida. Dónde está el espíritu de tristeza. Donde
le dan entrada. Donde le abren la
puerta, pues os les digo, si todos confiaran y si en verdad creyeran en Mí. Si
me creyeran, serían felices. Porque ustedes me entregarían su carga, y
dirían. > Aquí esta Jesús, haz lo
que tu quieres, lo que tu dispongas. Estoy dispuesto a todo por Ti, y por tu
amor. Tú me amas tanto, que no me vas a
abandonar. Aquí estoy, para hacer tu Divina voluntad. -Cuando la duda llega a ti, sabe que no
viene de Mí. La duda está siempre presente, pero si toca a la puerta y le abres, hará destrozos dentro de ti. No
dejes entrar al espíritu de duda, antes
bien, ciérrale la puerta, y di con fe. >
Mi Señor es en mi, y yo soy en Él, somos uno. Mi Señor Dios es mi alegría, y en
él me alegro. - Muchos se preocupan por
la salud de su cuerpo, cuando ustedes la viven en Cristo Jesús, esa enfermedad
se vuelve alegría. Hay alegría y una espera, en la Divina voluntad de su
Señor. Pues os les digo, que Yo le doy un mérito grande, a lo que ustedes me
ofrecen con amor y fe. Esperando de Mí. Me
gusta que mis hijos busquen la salud, que esperen la salud de Mí. Pues
muchos ponen su confianza en el hombre,
van con aquel médico, y dicen. > Es el mejor médico, es una eminencia. - Y unos a los otros van
encaminándose a él, y ponen la confianza en el hombre. Aquel que espera del
hombre, recibe siempre de el. Pero os en
mi misericordia y mi amor, aún cuando una persona está intercediendo por
ustedes, Yo escucho a aquella persona,
aquel hermano vuestro, y por su intercesión, y por amor a su hermano, Yo
le concedo ese milagro que me pide. La
sanidad les viene de Mí, y por amor y misericordia, a mis hijos Yo les doy sanidad. Aunque muchos esperan solamente
del hombre. Yo digo, mi hijo está ciego, espero que permita, que quite esas
vendas de sus ojos, y sepa que Yo soy el
Señor, que Yo le doy esa sanidad. Antes
bien, todo el enfermo de alma, y de
cuerpo, vaya y diga. > Vamos con el
Divino Médico Jesucristo, de Él nos viene solamente la salud. Vayamos al médico de médicos, pidamos, que
Dios nos quiere dar la salud que necesitamos. Y pidamos también que si el Señor
quiere tomar un medio, por medio de este, nos de la salud. - Dichoso el que toma en cuenta a su Señor y
Dios, primero que al hombre. Yo soy el Señor de la salud, Cristo Jesús, con
ustedes. Vivan la fe, la alegría, y el
amor, en el mismo Señor, que es el amor, Cristo.
Oh si mis hijos entendieran
cuanto les amo, vivirían felices. Mis hijos buscan siempre afanosamente, según
las cosas del mundo. En ese buscar y buscar, muchas veces descuidan su salud, y
se enferman. Siguen comiendo productos de los cuales, muchos de ellos traen
conservadores, y Yo no quiero que ustedes se enfermen. En verdad que todos esos
productos, traen daño a su organismo. Muchos de mis hijos se están
enriqueciendo, y llenan sus bolsillos de dinero, ofreciendo productos de los
cuales muchos de ellos, dañan su salud.
Mis hijos amados, si ustedes supieran lo que utilizan, para preparar
esos alimentos. Yo les he pedido que coman sano. Yo el Señor Dios Todopoderoso,
les doy la semilla para que se alimenten, los frutos, las verduras, hortalizas,
las hojas de los árboles, y las plantas para darles salud. Miren como se están enriqueciendo los
farmacéuticos, aquellos que os preparan las medicinas, utilizan aquellas
plantas, unos quizá aquellas verduras, muchos usan las hojas de los
árboles. Sin embargo os están
oprimiéndoles, al saber que para obtener su salud, sufrirán tanto para poder comprar
esas medicinas, para sus enfermedades. Hoy los gobiernos solo piensan en ellos,
en oprimir al pobre para enriquecerse y llenarse sus bolsillos de dinero. Miren
cuantos están muriendo de hambre, muchos de ellos con el sudor de su frente, y
porque es mi Divina voluntad, ellos mismos siembran esos alimentos para
ustedes, Esos árboles, esas plantas medicinales. Muchos de mis hijos
simplemente les dan un poco de dinero, que no cubren sus necesidades, y éstos
mis hijos en su avaricia, están llenando sus bolsillos de dinero. En ellos no hay conciencia, no piensan en el
pecado, solamente en el tener en este mundo. Ellos no piensan que Yo lo he
creado todo, para bien de todos ustedes.
Muchos de mis hijos no comen los frutos, que Yo he creado para ustedes,
porque el hombre en su avaricia, solo piensa en llenar sus bolsillos.
Muchos de mis hijos no piden
perdón, por su avaricia, y falta de
caridad. Pero arrepintiéndose en el último momento, ofreciéndose a su Señor, y
diciendo. > Señor he pecado contra
Ti, haciendo sufrir a mis hermanos, y quitándoles a muchos quizá niños, el pan
de la boca. Tu eres bueno, perdóname. -
Yo Dios de amor y Misericordia, no los condeno. Más hay muchos que no se
arrepienten, y van al lugar de castigo. Muchos no quieren arrepentirse, no
quieren la vida eterna, y dicen. >
Yo quiero ser rey, donde reina aquel, al cual yo le ofrecí mi vida. Yo me enriquecí en este mundo, fui feliz, más
quiero seguir reinando en este lugar, en el cual yo quiero ir. Si sufro, pero
reino, yo quiero reinar. - En su
equivocación, buscan siempre la grandeza en este mundo, e igualmente la
grandeza después de esta vida, en ese lugar que ellos quieren. Y os aunque Yo
les hago el llamado, ellos están obstinados en seguir en ese lugar. Si les
hablo esto, es para abrirles los ojos y no hagan lo que muchos hacen,
oprimiendo al necesitado. Si tienen un pan, compártanlo con aquel niño, con aquel
joven, quizá no tenga un trozo de pan que comer. Les llamo a la santidad,
intercedan por todos aquellos que en su avaricia, tienen oprimido a mi pueblo,
y preparan productos, los cuales hacen mucho daño, y enferman a mis hijos. Pero
ellos en su avaricia, solamente piensan
en el tener. Soy vuestro Señor Jesús.
En Mí no tengan temor, Yo soy el
Señor Dios Todopoderoso, quien hago mi obra por medio, de quien quiere
colaborar con su Señor, trabajar para el Reino de los Cielos. También les digo,
que tienen muchos enemigos, los cuales están inconformes, y buscan saber de
donde vienen mis mensajes, pues para sus intereses, mi palabra les estorba y
les molesta. Más otros se alegran en mi palabra, y en mi mensaje de amor.
Benditos todos ustedes, que van
con mi Madre tan amada, en ese viaje de amor a María Santísima. Mi Madre tan amada ya se alegra, y Aunque
está con ustedes. Pero les digo, mi Madre muy amada está en el Tepeyac,
esperando a sus hijos de todas partes del mundo. Pues mi Madre amada se quedo
toda ella, con sus hijos que tanto les ama, y os espera a que sus hijos vayan,
y le hagan esas peticiones. Y le digan
también cuanto le aman, pues a una Madre le gusta, que su hijo le diga. Te amo
mamá. Más María Santísima con ustedes
está, les ama. Toda ella está en el ayate de Juan Diego.
Orad ante vuestra Madre, que es vuestra
intercesora. Y os alcanza todas las
gracias, que necesitan y piden al Señor, por intercesión de quien tanto les
ama, María Santísima.
Dichoso el hijo que se siente muy
amado por su Padre, y que se abandona en sus brazos, y dice. > Padre mío, Tú conoces lo que hay en mi
corazón. Dame lo que Tú quieras, según
tu amor y tu misericordia. - En la
humildad de mis hijos me enternezco, pues aquellos los cuales, son en su
corazón sinceros, os me alegro grandemente.
Alármense, tengan temor al
pecado, y a la muerte eterna. No tanto por lo que está por pasar, no saben ni
que día, ni que hora. Solamente el Dios Altísimo lo sabe, pero llegará el día,
como entra el ladrón, cuando menos esperan, ese día llegará. Más os les digo,
vivan santamente. En verdad les digo, ustedes tienen temor, por lo que pueda
pasarles en el cuerpo, y por lo que pueda suceder en sus necesidades. Muchos ya
buscan el tener mucho alimento, y están buscando el tener todo aquello, que
están pensando van a ocupar. Yo soy el Señor y les digo, ciertamente habrá un
gran sismo, un gran temblor, en ese momento se revolverá la tierra. Antes bien
les digo, vivan santamente, vivan en un santo temor a Dios. Os vivan en la
gracia de Dios que tanto les ama. Vivan en la alegría de Dios, esperando el
gran día. El gran día va a ser mucha alegría para ustedes, pues me van a ver,
descender en gloria y majestad. Para otros va a ser motivo de espanto, en ese
momento van a reconocer sus pecados.
Les amo.
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