lunes, 25 de junio de 2012

Mensaje 18 de Mayo 2012



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Siempre seré Dios,  y nunca dejaré de serlo.  Dios es amor, misericordia, bondad, compasión, y perdón. Y Dios está  siempre con sus hijos, y dice, venid hijos amados, venid todos, venid aquellos que están muertos. Yo vengo a los muertos, y Yo les digo, Yo soy la vida, y quiero resucitarles.  Vengan, Yo soy el Dios único y verdadero, Yo les creado. Y les he creado con tanto amor, que he dado todo por ustedes. Siendo Dios, me hice hombre, y fue por amor a ustedes. A cada uno ya le he redimido,  aquel que diga, estoy muerto, pero quiero vivir. Vengan que Yo les doy vida nueva. Pero aquel que diga, Yo no quiero la vida, Yo no quiero a Cristo, y os se aleja de Cristo. No podrá tener vida.  Si, Yo soy el único Dios verdadero que les da vida, y la vida está solamente en Cristo, y sin Cristo no hay vida. Dichosos todos los que se arrepienten de su pecado, y que reconocen en verdad la bondad y la misericordia, de su Señor. Porque están en la misericordia, y en el amor mismo.
El tiempo pasa y no vuelve. Quiero que empiecen a orar, que tengan un tiempo exclusivo para su Señor, y este  tiempo lo quiero ahorita. Hoy cuando ustedes vienen, dicen, El tiempo ya pasó.  Y esto a Mí no me gusta. Pero el tiempo que pasó, quiero que lo recuperen. A Mí me gusta que lo hagan todo por amor, y una entrega a Dios. Y no que digan a lo que alcancemos, porque es decir, hay lo que le podamos ofrecer a Dios, es bueno. Pero dan prioridad al tiempo de ustedes. Ciertamente algunos que trabajan, Yo se que no lo hacen porque ellos quieran llegar tarde.  Pero si lo hacen queriendo venir a su Señor, aunque lleguen tarde,  aún saliendo tarde de sus trabajos. Pero Yo quiero la intención de corazón,  quiero esa intención de amor, y esa intención de entrega,  quiero esa intención en la cual digan.  > Yo doy todo por mi Señor, y empiezo a la hora que mi Señor quiere. Quiero estar con mi Señor, y quiero ese diálogo con mi Señor.  > Pero muchos solamente vienen a la hora que ellos quieren. Ciertamente les vuelvo a decir, si os tienen algo muy urgente, y si no llegan temprano porque aún no haya ese medio, el cual lleguen rápido, y otros porque trabajan. Yo estoy esperando igualmente a todos mis hijos con los brazos abiertos. Pero quiero la sinceridad de corazón, quiero que todos digan.  >  Es por amor, y  en el mismo amor yo quiero estar.  Cristo es  amor.
 > Benditos los que van con la intención de ir a mi Madre Santísima, y de quedarse en ella para siempre. Porque volverán ustedes, pero saben, mi Madre Santísima se quedará os con su espíritu, y se quedará con su alma. Saben, no hay distancia para Mí, el mundo en mi mano está. Y este mundo está entregado también a mi Madre Santísima, y ella lo ha recibido en ella. Así que para ella no hay distancias, ella les ama, y quiere esa entrega de ustedes a ella.  Ciertamente, mi Madre Santísima está en este lugar santo, ella quiso. Porque el mismo Dios quería que allí fuera edificada una Casa, para que ella, la Madre de todos ustedes, la Madre de Dios. Para esperar allí a todos sus hijos. Mi Madre Santísima está allí, con todo su ser, y con toda su Divinidad, porque Cristo le ha dado su Divinidad. Y mi Madre es Divina en Mí, y Yo soy de mi Madre, humano también, de mi Madre soy humano, y os mi Madre de Mí es Divina.  Somos uno y ustedes son hijos, de una Madre Divina. Pero les tengo una gran sorpresa, que algunos ya saben, pero algunos lo dudan. Ustedes también son Divinos en Mí, son familia Divina.  Alégrense y no estén tristes. Ciertamente en este mundo, van pasando por subidas y bajadas, por tristezas y alegrías, pasan por desiertos, y  por tiempos de bonanza. Hay tiempos de todo en este mundo, hay tiempos  de descanso, tiempos para trabajar, y hay unos tiempos también de llorar, y otros de reír. Hay un tiempo para descansar, un tiempo para dormir, un tiempo para hablar con su familia, un tiempo para vivirlo en unificación, siempre en la comunidad. Hay un tiempo para cada cosa y os les digo, en ese tiempo que hay para cada cosa, todo sea ofrecido en Cristo, y sea para Cristo. Que Yo voy con ustedes, y estoy con ustedes en todo tiempo y momento de sus vidas. Mi Madre Santísima está con ustedes,  como sus hijos tan amados que son, dichosos.  Yo soy en ustedes,  grábenselo. Soy en ustedes,  vivo en ustedes, los he traído a Mí. Ustedes ya no son más esclavos, son mis hijos y son en Mí. Yo quiero ser en ustedes, solamente por el pecado, no puedo estar en ustedes. Pero soy suyo, aún pecador, soy  tuyo, y espero que te arrepientas de tu pecado. Y con todo querer según tu voluntad, aún en mi Divina voluntad, tu quieras que Yo esté en ti y contigo.

Estoy lleno de alegría, y de júbilo, pues ustedes han reservado un tiempo, del cual Yo les pedí para que fueran con mi Madre Santísima. Y mi Madre Santísima está llena de alegría esperándolos. Y en verdad les digo, que hay muchos ángeles con mi Madre amada, los cuales están alabándole eternamente, y éstos ángeles mismos le dicen.  >   Oh María,  mira que todos tus hijos vienen a verte. Alégrate Oh María, alégrate, porque el Hijo único, el cual se engendró en Ti. Mira viene en cada uno de ellos, y ellos tienen la gran alegría de que el Señor Dios esté en ellos. Nosotros estamos con Dios, pero no tenemos a Dios en nosotros, somos de Dios y vivimos para Dios, estamos con Dios. Pero mira María Santísima, que ellos están llenos de Dios, y traen a Dios adentro, y vive Dios en ellos. Oh que dichosos son los hombres, en verdad María.  Mira como Dios vivo está dentro, vivo camina en ellos.  Como vienen ellos presurosos en tu Hijo muy amadísimo Cristo Jesús. Alégrate Oh María, y enjuga tus lágrimas por todos aquellos que te hacen llorar. Nosotros también queremos consolarte, nosotros te amamos, pero mira, ellos te aman en tu mismo  Hijo, Jesús nuestro Dios. Ellos mismos enjugan tus lágrimas con las mismas ganas con que Jesús dice.  > Madre mía, no sufras más, aquí estamos, te amamos y te amo Yo. No ahora Yo solo,  sino en cada uno de todos tus hijos.   Alégrense pues, que los  ángeles del Señor que están con María, dialogan siempre, llenos de alegría y de contento. Benditos sean todos ustedes que van a mi Madre Santísima, y Yo en ustedes,  le daremos una gran alegría a nuestra Madre Celestial. Soy vuestro Jesús y os les digo, en Mí, los hago hermanos míos.  Dios suyo soy, creador suyo, y redentor suyo. Pero que alegría el que ustedes son hermanos del mismo Dios. Hijos del mismo Dios, ustedes han sido llamados a la santidad, y santificados por el mismo que es Santo, el Espíritu Santo con ustedes.
Si entendieran el privilegio, y la alegría que Yo les doy, al quedarme en ustedes. Yo les digo, que los mismos ángeles quisieran estar en el lugar. Sabiendo que Yo Dios Todopoderoso, habito en ustedes.
En Mí, ustedes son hijos del Padre Celestial. Yo soy el Primogénito, pero todos ustedes en Mí, son hijos del Padre, y os en Mí llámenle, Padre mío, Padre amado.  Hablen con vuestro Padre.
Soy morada vuestra, de todos mis hijos, de toda la humanidad. Soy Dios de todos, benditos mis hijos que os dicen.  >  Jesús, vayamos por almas. Vente vamos por almas, vayamos Cristo. Mira que muchas almas se pierden, pero como yo por mi cuenta no puedo hacer nada, Tú,  tómame como un medio, para que Tú traigas esas almas. Vamos Jesús,  vamos, ven en mí, y tómame en Ti.   > A Mí, me gusta mucho que me hablen, que sean en Mí. En ese ánimo mismo, de dar la gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Y ustedes son esas almas que he traído a Mí.  Piensen el tiempo pasa, y muchas almas se están perdiendo, porque quieren hacer su obra por ellos mismos. Pero Yo quiero que lo hagan todo en esa fe, en Cristo Jesús. Tengan confianza que no les va a dejar, a todos les amo.

 Yo soy la luz, y la luz es mi Hijo. Mi Hijo es mi muy amado y su luz es mi luz, y la luz está con ustedes, que es nuestro Espíritu. Que alegría. Quiero que me reciban en su mente, en su corazón, y en todo su ser. Cuanto deseo que su espíritu sea en mi Espíritu, cuanto deseo que ustedes quieran caminar en Mí, y que lo hagan con fe.  Quiero que me den a conocer en sus mismas obras de misericordia. Cuanto deseo que me den a conocer en la paciencia, cuando hay impaciencia.   Oh cuanto les amo, les  beso, y beso su corazoncito, el cual está  latiendo y quiero que cada latido, sea uno en mi amantísimo corazón. Para que mis latidos sean en ustedes, y para que seamos un solo latido.  Todos ustedes en Mí, y Yo en cada uno de ustedes.  Que todos seamos un solo latido, el latido de Cristo en ustedes.  El latido de María Santísima que es en el mismo latido de Cristo. La morada de ustedes no es aquí, no busquen aquí su morada, de que les serviría, y que ganarían con tener una morada aquí, si es temporal.  Si, pronto se va acabar, busquen la morada en el Reino de los Cielos cada día, que Yo mismo el Señor Todopoderoso, al buscar esa morada en el Reino de los Cielos, Yo mismo el Señor Dios, que soy morada de ustedes. Yo mismo en Mí los llevo cada día al Padre Celestial, soy Dios  con ustedes.
Si supieran la alegría que siento, cuando ustedes van tan avanzados en la Sabiduría Divina, que Yo les he dado. Si supieran que Yo me alegro tanto, cuando ustedes han recibido tanto de Mí. Y todo eso que han recibido, no lo guardan solamente para ustedes,  sino llévenlo a muchos. Oh que alegría cuando dicen. Cuando le dicen a María Santísima. >  Soy testigo de Cristo, en Cristo  mi Señor.  Todo lo puedo, porque es mi Madre muy amada, e intercede por mi y alcanza para mí, todo de su amado Hijo Jesús. que es mi Señor. 

> Aquí estamos con ustedes los Dulces Corazones,  entregándonos en cada corazón.  Para quedarnos,  queremos que ustedes mismos, quieran darnos su permiso. Yo mismo Dios, les respeto,  y deseo que quieran, que nos quedemos en ustedes.
Los ángeles de Dios dialogan conmigo, y quieren la unificación de Dios, con toda su Corte Celestial.  La unificación de los Santos y de los ángeles con ustedes. Si supieran la alegría que hay en Mí, en esta unificación. Para muchos esto es ignorado, muchos no lo creen ni lo saben, pero Yo les unifico, como unos solos hijos. Los del Reino y los de ustedes, peregrinos en Mí.  Ustedes creen que todas estas verdades, Yo se las podría hacer saber, a los que no quieren escucharme, a los que no quieren oír. Ustedes me escuchan y saben las verdades del Reino de los Cielos, alégrense y vivan contentos, Yo soy vuestro Jesús.
Vayamos a la batalla. Ustedes piensan que aquí será un tiempo de paz, y de bonanza,  en el cual ustedes van a disfrutar plenamente de lo que el mundo les ofrece, que para muchos es motivo  de alegría y de gozo.  Miren cuanto se gozan en el chisme, en entregar su mente, y su voluntad a esas novelas. Cuanto se gozan en entregarse completamente en esos lugares,  los cuales son antesalas del infierno, en esas cantinas, y en esos lugares donde se reúnen de noche. En donde muchos a las sombras, cometen los pecados más abominables. Y para ellos es motivo de alegría y de grandeza. Esto se los hace saber satanás, y os les digo, que es motivo de vergüenza, y de muerte. Es motivo de degradación en todo su ser. Ellos no lo piensan, porque no han escuchado la palabra de Dios, pero ustedes me han oído de viva voz, y os les digo, conocen entre el pecado, y conocen entre la verdad. Lo han conocido todo, de vuestro Dios y Señor. Les vuelvo a decir escúchenme,  estoy dispuesto siempre, las veinticuatro horas de todos los tiempos de su vida, dispuesto estoy para ustedes.
Sigan trabajando para el Reino de los Cielos, sigan esforzándose. Quizá habrá días en los cuales dirán.  >  Señor hoy no tuve tiempo de comer.  > Pero  Yo te digo, ya hay un tiempo para que comas. Come, porque también no quiero que vayas a enfermar, y quiero que tu cuerpo también esté fuerte. Para que seas fuerte en los embates mismos de la vida. Yo soy tu Dios, y os quiero que te alimentes también del pan de la  vida, y quiero que te alimentes de la bebida que te refresca, y te da salud en tus órganos, y en todo tu ser, que es el agua. También quiero sobre todo que con fe, comas el pan de la vida, que es el mismo Dios. Dios Jesucristo en toda su Divinidad, en todo su Cuerpo, Sangre, y Alma. Yo soy todo alimento en el Espíritu y fortaleza también en la carne.  Y en la mente, soy Yo la verdadera bebida, os la Sangre Preciosa.
Cuanto deseo, cuando tienes una pena muy grande, que te abandones a Mí, y que me  digas.  > aquí está todo Señor, haz Tú lo que creas más conveniente, y yo esperaré en Ti. el día que tu quieras Señor, yo soy paciente en tu paciencia. Señor aquí están mis hijos, son tuyos. y Tú no vas a permitir que se pierdan, porque Tu los amas más que yo, y me amas a mí, más que ni yo mismo. Señor aquí estoy segura en tu amor, y tu misericordia.  > Benditos sean. Si ustedes supieran cuanto los amo.
Saben, es más hermoso estar en ustedes. Me lleno más de alegría, que ese mismo día que fue la transfiguración, en que Yo brille como lo soy.  Pero mi alegría más grande, es de estar con ustedes. Pues por amor Yo quise hacerme hombre, siendo Dios, y los redimí por amor, sufrí tanto, y lo último me di todo a ustedes, porque les amo. Deseo tanto hacerles conocer mi amor, deseo tanto hacerles conocer como los amo y que os perdono rápidamente. En cuanto ustedes se arrepienten de su pecado, en ese momento les lavo con mi sangre Preciosa, y lleno de alegría los traigo a Mí, y me hago uno en ustedes. Yo le digo a mi Padre. Padre, se arrepintieron, aquí está el que se arrepintió, Yo ya salde su cuenta, tómalo en Mí. Abrázalo Padre, abrázalo en Mí, mira el se ha quedado en Mí, y Yo en él. Que alegría Padre, mi Espíritu le damos.  Si entendieran que siempre estoy con ustedes, aunque no dejan un tiempo para Mi. Y cuando estén dormidos, les veo, y les contemplo, cuando están ustedes conmigo, y Yo en ustedes. Duermo en ustedes, y si os les sorprendiera por la noche ese llamado, de esta vida a la otra. En Mí entrarían llenos de alegría, llenos de contento. Y os me mirarían en ustedes, y en un momento mirarían esa entrada triunfal, con todos los ángeles que vinieran a su encuentro. Pues vendrían al encuentro de su Señor Jesús, y en Jesús a ustedes también, como hermanos vuestros que son todos los ángeles y santos. Los Ángeles van a cantar cuando lleguen, y os les digo que Yo les digo la verdad, ámense los unos a los otros,  vivan santamente. Amen mucho los Mandamientos de la Ley de Dios, amen mucho y vívanlos. Vívanlos y háganlos vivir, aún con su testimonio de vida. Quiero que confíen en Mí, y que me digan. >  Aquí esta tu familia Señor, seguiré orando y ofreciéndote sacrificios, en tu mismo sacrificio de redención. Uno todo mi sacrificio, en tu Sagrada pasión tan dolorosa, y lo uno todo en Ti, Señor. Aún mis lágrimas y sufrimientos, por mi hija, por mi hijo que anda disperso. y sabes que, Señor, Tú le vas a dar un mérito tan grande. que Tú vas a traer a mi hija, a mi hijo, a mi esposo y yo tengo fe. porque Tú me das de esa fe, y os te digo, Oh Padre, aquí estamos.  

Cuento los pasos, porque esos pasos son en Mí. Cuando ustedes van en Mí, a esas obras de misericordia, cuando van a participar de la Santa Misa. Cuando van auxiliar a un sacerdote, cuando van a consolar aquel sacerdote que ya está grande, y está triste, y ustedes llegan llenos de contento, y le dicen.  > Jesucristo viene a consolarte.  alégrate tú eres de Cristo. pero yo también y te vengo abrazar con los brazos de Cristo. sabes, vengo en el amor de Cristo, oramos un ratito, vayamos al Sagrario.  > Me gusta que hablen con mis hijos muy amados sacerdotes, aún aquellos los cuales están en los últimos tiempos de su vida. Los cuales ya dieron todo por ustedes, en Cristo.
 A todos les hablo por su nombre, sus nombres quedan escritos en mi amantísimo Corazón. Quedan escritos eternamente, y nunca los borrará nadie de Mí, soy vuestro Jesús.  Yo dejo mi Corazón en ustedes, se los entrego en el de mi Madre muy amada, y quedan en ustedes grabados para siempre los dulces corazones, de Jesús, y María. El Padre se alegrará grandemente en ver estos dulces nombres, en cada uno de ustedes, y sus nombres de cada uno en Mí, somos uno.
El que batalla por mi amor, gana la batalla en Mí. Vengan presurosos, que la llegada está muy próxima. Llegarán presurosos, y os dirán.  > Mira Señor, todo lo que te trajimos en Cristo, tu Hijo y mi Señor. mira todo lo que trajimos,  Oh Señor recíbelo.  > Y el mismo Hijo os dirá, Señor, Padre mío, aquí están los que trabajaron en Mí, para Ti. Mira cuantas almas te trajeron, Oh Padre, recíbelas en Mí. Que Yo, os el Señor, por medio de estos mis hijos, los traje a Ti,  ellos fueron los medios. Pero batallaron mucho Padre, lloraron, gimieron, y fueron humillados muchos de ellos, sufrieron tanto, hasta de enfermedades por Mí. Y os en esas enfermedades, decían con lágrimas en sus ojos.  > Oh Señor Jesús, toma mi enfermedad en Ti, y dale el mérito que Tú quieras.  > Padre alégrate, mira todas las almas que trajimos. Pues estas almas estaban perdidas, y muertas.  Yo te las he traído, dándole el mérito de la ofrenda que mis hijos me estaba ofreciendo. Mira Padre, aquel mi hijo estaba enfermo de cáncer,  y en aquella docilidad me decía.  > Señor tengo cáncer, tómalo.  Pero en este sufrimiento de mi cáncer, borra el cáncer de muchas almas.  Trae almas a Ti, para tu gloria, y de nuestra Madre Santísima. Tráelas Señor, porque Tú eres bueno, y si Tú quieres que sufra, yo quiero sufrir en Ti. Que Tú me ayudarás en este sufrimiento para no sucumbir en la desesperación, y en la angustia. pues me conoces débil, necesitado de Ti. me conoces en el sufrimiento, no puedo, y no lo soporto, pero en Ti, yo lo soportaré. como Tú soportaste el peso de la Santa Cruz, por amor a mi. ahora quiero llevar mi cruz contigo, llévala Tú, porque para mi es demasiado. pero también Tú, que estás crucificado, y yo me siento crucificado en mi angustia, en mi enfermedad, en esta crucifixión. Señor Dios, dale el mérito corredentor en Ti.  > Padre yo escucho los ruegos, y las lágrimas de mis hijos. Mira cuantas almas, miles de almas te traje por medio de la ofrenda de este tu hijo.  Dios toma pues la ofrenda, de él, en Mí. Aquí te las traigo, aparte de todas las almas que te trajimos, aquí está mi hijo, como una ofrenda de amor que te entrego en mi mismo amor.  El Padre Celestial, se alegrará grandemente, y dirá.  Bendito y bienaventurado seas, que en Cristo mi Hijo muy amado, fuiste en verdad, aquel que estuviste crucificado en esa enfermedad. Y en tu crucifixión, llamaste a muchos en Cristo, y le ha dado tanto mérito. Mira todas las almas que me ha traído por medio de ti, aun sin que tú te dieras cuenta. 

 Les amo.




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