lunes, 12 de marzo de 2012

Mensaje 3 Febrero 2012




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Es una promesa que les hago. Soy vuestro Señor, Jesús. La luz permanece con ustedes, y ustedes en Dios,  son lámparas encendidas; son en Cristo, son hijos de Dios. Y ustedes como hijos de Dios, y en Dios Santísimo que les ha redimido, ustedes no son esclavos, son libres. Más no regresen a la esclavitud,  no pequen, tengan horror al pecado. No vuelvan a la esclavitud, porque Yo el Señor, Dios Todopoderoso ya les he hecho el llamado, ustedes están trabajando en Cristo vuestro Dios, para el Reino de los Cielos. Yo soy el Señor quien está haciendo la obra, y los he tomado según mi Divina voluntad, y en su voluntad entregada a Mí.  Como Yo quiero según mi Divina voluntad,  los he tomado a cada uno.  Dichosos todos ustedes, todo el grupo está trabajando.  Tengan mucho cuidado, porque puede venir alguno que os quiera dispersar. Cuídense mucho, el ladrón puede tomar medios para quitarles la fe.  Y muchos de los que han recibido, dejándose llevar por aquel que os quiere robar la fe, y quiere también hacerles uno como ellos, puede hacerlo si ustedes lo permiten.  Y así siguiendo la difamación, apartando del camino, y convirtiéndose en ladrones y asesinos;  tengan mucho cuidado, unos a los otros cuídense y ámense. Mis hijos amados, aconséjense los unos a los otros, en Cristo el Señor, pidan al Espíritu Santo.

Emanuel con ustedes, les doy mi Espíritu, y os he prometido mi Espíritu, a mi pueblo que tanto amo. Pero si ustedes no aceptan al Espíritu Santo, si por el pecado echan fuera al Espíritu Santo.   No habrá vida en ustedes, si no hay Espíritu Santo en ustedes, por eso se convierten en ladrones,  porque en ellos entra el espíritu del mal.  Los míos, se aman y se preocupan los unos de los otros, como si fuera el problema vuestro, la enfermedad vuestra, la necesidad vuestra. Los míos se preocupan los unos por los otros, y van presurosos, como mi Madre muy amada, presurosa fue a visitar a su prima Santa Isabel, que estaba en cinta, y que pronto iba a tener a su hijo.  Más Yo iba, en mi Madre muy amada María Santísima, y ella en Mí.  A llenar de Espíritu Santo, a Juan el Bautista, que el mismo Espíritu Santo halagaba a María Santísima, por medio de la mujer santa Isabel. Más soy el mismo Dios, hoy vengo con mi Madre Santísima, a ustedes. Dichosos los que creen, los que me creen, estamos con ustedes, los dos Dulces Corazones, que tanto os amamos.  Benditos sean pues, los que en ellos está el Espíritu Santo. Soy Yo el Señor, que les he redimido y les doy mi Santo Espíritu. Ciertamente nacen con el pecado original, al nacer, no hay en ustedes Espíritu Santo.  El Espíritu Santo lo doy, en el momento en el que reciben el Sagrado Sacramento del Bautismo;  que será de ustedes cuando dicen,  > Bautizo a mi hijo, ya estando grande.  -No quieran negarle la gloria, de que posean el Santo Espíritu.  Muchos alegan y dicen,  > Jesús fue bautizado, en Él no había Espíritu Santo. El Espíritu Santo descendió, y fue lleno de Espíritu Santo.  -Más no olviden, mis hijos amados, el mismo Espíritu, se encarnó en el Sagrado vientre, de María Santísima.  Yo soy Dios, Yo Dios hombre, doy mi Santo Espíritu y de Mí procede el Espíritu Santo.  Existimos el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, desde antes de todos los tiempos.  Ciertamente, Yo Dios, quise tomar carne de una Virgen pura, y Santísima María, para redimirles y darles vida nueva. Más Yo soy Dios, soy el Espíritu encarnado en la purísima Virgen, el mismo Espíritu que recibió Juan el Bautista, el mismo Espíritu que Yo doy a todos ustedes. Si ustedes por el pecado echan al Santo Espíritu fuera de ustedes, el Espíritu Santo esta con ustedes, más no en ustedes.  Siempre haciéndoles el llamado a la conversión. Más ustedes saben, esta buena noticia, porque ya se las he hecho saber, en el  Sagrado Sacramento, en el que muchos de mis hijos aún dudan del perdón de sus pecados, el Sagrado Sacramento de la confesión, el perdón de sus pecados.  Yo el Señor Dios vuelvo a darles la vida, saco todos aquellos espíritus que dejaron entrar, y les vuelvo a dar mi Espíritu. Yo hablo, Jesucristo vuestro Dios, el que ustedes dicen, recibió el Espíritu Santo cuando fue sumergido en las aguas, y recibió el bautismo. Yo no necesitaba ser bautizado porque soy Dios, mas Yo en unificación con el Padre, y el Espíritu Santo,  quisimos que fuera este bautismo, como hombre.  Porque Yo quería, que todo hombre fuera bautizado. Yo bautizo, os doy mi Santo Espíritu, por medio del sacerdote.

Los unifico en Mí, los hago uno en Mí, es una gran alegría.    Alegría grande, el que ustedes en vuestro Divino redentor, tengan la alegría de los hijos de Dios y la vida eterna, en el Reino de los Cielos.  Muchos de mis hijos están en la ignorancia, háganselos saber, quizás ellos escuchen.  Yo quiero  hacer mi obra por medio de ustedes.  Benditos hijos amados, dichosos los que claman al Espíritu Santo, con un corazón sincero, y con un santo temor.  Todo les viene del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, en el Espíritu Santo tienen vida.  Yo Dios Jesucristo, los hago uno en Mí. Para ustedes es un gran misterio, pero ustedes en el Señor Jesús, están unificados a la Santísima Trinidad, estando en gracia de Dios. Si no están en gracia de Dios, son creaturas de Dios, si les hablo esto, es para que estén en gracia de Dios, para que nunca pequen por su propia voluntad.  Eviten el pecado, ámense mucho, Yo les he hablado una y otra vez, más muchos dicen,  > Señor que repetitivo eres.  - y Yo les digo, si y se los seguiré repitiendo, porque muchos no han entendido.  Están cerrados, al misterio del amor mismo, de la Santísima Trinidad.  Muchos no creen tan siquiera, en los Sagrados Sacramentos,  pobrecitos hijos míos.   Cuanto deseo, que les hagan conocer y saber, a muchos de mis hijos.  Yo les he llamado para que ellos lleven estos mensajes, y los hagan ver a muchos. Pues os les digo, está bien que repartan éstos mensajes, más un mensaje que pegan  en la vía pública, donde muchos de mis hijos pasan, y los van a leer.  Yo les digo, háganlo en mi Santo nombre, Yo les amo, Yo soy la verdad, y si les estoy hablando, es porque les digo la verdad, y lo que Yo quiero, para que ustedes den fruto en Mí, y fruto en abundancia.  Soy vuestro Jesús.

Yo mismo me doy a ustedes, en Mí son en el Padre. Son la alegría  del Padre, cuando ustedes son en el Hijo, más cuando ustedes se apartan del Hijo, el Padre Celestial se aflige, su tristeza es grande, cuando se dejan llevar por ustedes mismos, y no por el Santo Espíritu de Dios.

> Mis hijos claman a su Madre, Yo soy vuestra Madre. Benditos todos los que se acogen en mi Divino Hijo tan querido, Cristo Jesús, quien les redimió.  El  Espíritu Santo les habla, vuelvan del destierro a la vida. Que vienen tiempos muy difíciles, para los que andan dispersos. Porqué permanecen errantes, cuando Dios está vivo con ustedes. El  Señor que tanto les ama,  los quiere con Él, y en Él.   No se alejan de Él.   Cada uno de mis hijos, se quiere dejar llevar por su querer.  En su querer mismo, no encontrarán la paz.  En su querer viril, no tendrán vida, ni darán fruto.   Soy vuestra Madre, María Santísima, quien les estoy hablando de viva voz, el Divino Salvador está aquí con ustedes. El Señor viene y toca fuerte, y mis hijos solamente piden:   > Oh Señor socórreme, Mira que en mi trabajo me pagan poco.  Señor, ya sáname, ya me canse de estar enfermo.  Señor, ya me canse de tener los mismos muebles, socórreme, dame para comprar aquello que necesito, para renovar mi casa.  Ya me canse de estar como estoy.    > Se preocupan por pequeñeces hijitos amados. El Señor Dios les ve, les sonríe y dice:  - Mis hijos piden migajas, cuando Yo quiero darles todo el pastel.  Mis hijos gatean, y comen las migajas que caen al suelo, cuando Yo el Señor Dios, les he redimido, me quiero quedar en ellos, y darme todo a ellos y en ellos.  Y ellos en Mí, darles la paz que ellos necesitan, darles deseos de Mí mismo, darles deseos de las cosas Divinas, de las cosas del Cielo.  > Por ustedes mismos, no podrán tener deseos, ni Divinos del Cielo. Solamente sienten deseos de las cosas del mundo, y piden según el hombre, según la carne, cosas terrenas. Cuando en Cristo Jesús, tienen todo el Reino, ganado todo el Reino. En Cristo ustedes tienen vida, no se conformen con las migajas del mundo.  Que poco valoran su espíritu, que poco valoran este regalo tan grande, que Dios les ha dado de la vida. Ustedes piensan en la vida de la carne, piensan solamente en vivir según la carne.  Más No,  ya no es tiempo que vivan según la carne. Que según la carne el Señor Dios, les dará el alimento de cada día, no les faltará el agua, y en ese abandono a vuestro Dios y Señor, ustedes mismos en esos sufrimientos, en esas enfermedades, en Cristo Dios. El mismo Dios les hace corredentores, y hace cosas grandes y maravillosas, por medio de vuestra ofrenda en Cristo. En muchos que están muertos, y Dios les da la vida, al hacerlos corredentores en esa entrega, en ese ofrecimiento de ustedes mismos, y de sus enfermedades, o necesidades.  Dios les dará esa gran paz, esa gran alegría de los hijos de Dios. El Señor Dios, no quiere un pueblo enfermo, no quiere un pueblo muerto.  Quiere Dios, un pueblo vivo, vivo en Cristo mismo.  Quién entenderá.  Dios que es la vida,  los quiere vivos en Él mismo, ustedes dicen, pero vivimos, caminamos y vemos;  sí hijos amados, pero Dios quiere la vida en el Espíritu, y el Espíritu en Cristo Jesús, va ascender al Reino de los Cielos.  Y el Señor mismo, ha prometido la resurrección de la carne.  Es motivo de alegría.   Miren hijos tienen alma, el Señor les ha creado perfectos,  y les ha dado el don muy grande, de poseer un cuerpo, un espíritu, y una alma.  Y si les digo de poseer, es porque Dios mismo, se los ha confiado a ustedes, al darles una voluntad propia.  No sufran pues, por pequeñeces, porque no saben el momento, el día y la hora, en que les va a llamar el Señor Dios.  Dichosos los que mueren en Cristo Jesús, porque en Cristo Jesús, será la carne la que muere, pero el Espíritu queda vivo. Queda en Cristo y en el mismo Cristo que es luz, asciende vuestro espíritu que es luz en Cristo. Que les de alegría hijos amados.   Saben, no es su lugar de morada aquí, no es morada vuestra este mundo. Ciertamente el Señor les envió, están aquí por voluntad de la Santísima Trinidad, para que ustedes en Cristo mismo merezcan ese Reino. Para ustedes es un gran misterio la vida. Más os les digo, Yo vuestra Madre les estoy hablando con la verdad, y la verdad misma es Dios, y Yo soy en Dios mi Señor. El Señor Dios de ustedes, soy vuestra Madre María Santísima, estoy intercediendo mucho por ustedes.  Saben que muchos enemigos han tratado de destruirlos, de dividirlos y acabar con este Grupo de Oración, que tanto ama Dios y que Él mismo con tanto amor formó.  Este Grupo de Oración no fue formado por hombre alguno, ha sido formado por Dios mismo y Él les está guiando, les está conduciendo por el camino de la verdad.  Muchos se han alejado, y satanás ha tomado algunos, para apartarlos de este Grupo de Oración y ha querido dividir.  El, que es mentira, quiere robar y muchos de mis hijos al abrir sus oídos, escuchan las mentiras de Satán, y se alejan. Muchos de ellos están en  la tristeza. Pues no se exalten ustedes mismos, esto no viene de Dios, al que deben de exaltar es al Dios Altísimo. Ni uno de ustedes se debe de exaltar el uno al otro, porque si algo posee y algo tiene, les viene de Dios Altísimo. Más también les digo, unos a los otros no se censuren, porque esto no viene de Dios. Antes bien, oren los unos por los otros, ámense en Dios vivo y verdadero, Dios con ustedes, unificándolos a todos en un solo Dios, un solo Espíritu, y un solo Padre. Que les de alegría grande.  Hijos no gateen, y coman las migajas, no coman del suelo, porque Dios les ha dado la alegría de ser soberanos en Él mismo, en el que es el Rey de Reyes, y Señor de Señores.  Él les hace soberanos y ustedes comen de lo mejor,  manjares del Cielo, comen al mismo Dios vivo, a Dios Jesucristo.  Y en Cristo al Padre y el Espíritu Santo, alégrense y estén contentos. El Señor Dios Todopoderoso, me da la alegría de dialogar con ustedes, soy vuestra Madre María Santísima, vuestra Madre del Cielo y  los quiero a todos en el Cielo conmigo, en Cristo todos.  Hay muchos que dicen, en este mundo saber mucho, muchos se sienten sabios de este mundo, pero son los más ignorantes, son los más pobres y mendigos. Si estos hijos no están en un abandono a Dios, si no tienen la sabiduría Divina, de que les servirá la sabiduría de este mundo.  Muchos están en la ignorancia y muchos  por eso se pierden. Muchos de mis hijos ponen su confianza en las cosas terrenas. Yo les amo y los quiero a todos unificados, en un mismo Dios, Jesús de Nazaret, quien está aquí con ustedes.  Con fe refúgiense en mi regazo que Yo vuestra Madre, les amo igual que amo a mi amado Hijo Jesucristo.  Así les amo hijos queridos, por eso cuando ustedes se dejan llevar por su voluntad y los veo que se desvían del camino, Yo presurosa voy con ustedes. Más ustedes tienen una libertad, un libre albedrío y una voluntad propia.  Mi Hijo muy amado me dice:  - Háblales Madre mía, háblales y hazles saber los secretos del Reino.   > Soy vuestra Madre María Santísima, les cubro con mi manto y les traigo a mi regazo. Mis niños,  y gimo tanto y lloro lágrimas de sangre, cuando ustedes se apartan de mi Hijo. Veo que en ustedes hay muerte, cuando la vida está con ustedes. Yo les amo a todos.

-Benditos mis hijos, pues dan gloria y alegría al Señor, al alabar a la Hija, a la Madre María, y a la Esposa amantísima de Dios Espíritu Santo. Hoy es el día, cambien hijos amados.

Quiero que lleven este mensaje, y pidan mucho al Espíritu Santo, para que muchos de mis hijos que están en la ignorancia, escuchen, o lean este mensaje.  Para que muchos en sus mismas oraciones conmigo,  Yo las elevo al Padre Celestial, y muchos reciban este mensaje en su corazón, y cambien sus vidas.

> Que hermosos son mis niños, aquí estoy.  Y estoy para cada uno de ustedes como Madre, y ustedes como hijo único para Mí, cada uno.  Dichosos todos ustedes que se consagran, a los Dulcísimos Corazones que tanto os amamos, Jesús, y María. Mis hijos amados, pidan siempre:  > Recibe mi pobre corazón, vacilante siempre, que busca las cosas terrenas. Quiero que mi corazón, lata en tus latidos, mis latidos sean en Ti, y tus latidos Jesús, y María, en mis latidos. Y así yo seré santo, quiero ser santo, como ustedes son santos. Por los ruegos de María Santísima, quiero que Tú me hagas santo.  Santo quiero ser, ya no quiero dejarme guiar por mi mismo, he escuchado a mi Madre amada.    > Les estoy enseñando a orar, orar con fe, en espíritu y en verdad, soy vuestra Madre María Santísima.  En verdad les digo, si no se dejaran llevar por ustedes mismos, su alegría sería grande. Si se abandonaran a la Divina voluntad, y quisieran en verdad estar en la Divina voluntad y su alegría sería grande, porque no desearían más, que a Dios. A Dios en ustedes, que Dios está al cuidado, al pendiente de ustedes, y no os dejará en manos de sus enemigos.  Os les digo que en Dios,  se cumplen las Sagradas Escrituras. Si un veneno mortal les dan, no les hará daño alguno. Más se dejan llevar por su humanidad, y mucho daño reciben del que os odia tanto, y quiere la muerte eterna, llevarlos al infierno, y hacer de ustedes presas de un pánico, y sufrimiento terrible. Les odia tanto, solamente por haber sido bautizados, ya les odia, porque odia a Dios, odia a los que son de Dios, odia mucho en un odio infernal y terrible. Yo se los hago saber, para que hijos tengan temor, a aquel que puede hacerles tanto daño, en el cuerpo, en el espíritu, en la mente, en el corazón, y  en todo vuestro ser, huyan pues del pecado,  tengan temor y cierren la puerta. Yo soy vuestra Madre que les digo, en Mí Yo les protejo, Yo les fortalezco, porque Dios Altísimo en Mí y Yo en Dios.  Dios por medio de Mí, vuestra Madre, os da y os da en abundancia, nada me niega mi Hijo amado, nada me niega el Padre, nada me niega el Espíritu Santo, lo que Yo pido para ustedes hijitos. Pero os les digo, lo que Yo pido es para vuestro bien, y nunca pediría algo que les hiciera daño, y les apartara del camino. Más os también les digo, muchos de mis hijos no reciben con fe, lo que Yo os estoy pidiendo para ustedes.  Se cierran y no entra la gracia. Ustedes dicen, yo soy en mi voluntad. Mas digan, soy en la Divina voluntad, les amo, soy vuestra Madre María Santísima.

- Ustedes moran en el Señor, y el Señor mora en ustedes, unificados ustedes en Mí, que en Mí  tienen vida y vida eterna.  Nadie os robará la soberanía.  En Mí, nadie se las robará , si ustedes permanecen en Mí y Yo en ustedes, Nadie contra ustedes.  Yo les he hablado, dichoso el enamorado. El que está enamorado de su Señor, en verdad les digo, que este mi hijo muy amado, ama en el Señor mismo, en el mismo amor de Dios.  Ama a sus hermanos y en este amor de Dios, en este fuego Divino, todos aquellos mis hijos que aman con el amor de Dios, son testigos de Cristo, en el pueblo de Dios.  Muchos por ser testigos de Cristo en el mismo vuestro Dios, y Cristo en ustedes, muchos vendrán, muchos tendrán deseos de Mí.  Pues les digo que muchos aman, pero no es amor de Dios, porque muchos dicen amarse, pero miren cuantos están en pecado mortal, viviendo unos con otras que no son sus esposas, ya divorciados.  Esto no es amor.   Os les digo,  este no es amor, esto es muerte, muerte en el espíritu.  Satanás, les hace creer que es bueno, que están en la verdad, el mismo satanás los deja y duerme, y dice:   > No tengo que trabajar en estos, ellos mismos me van siguiendo, ellos mismos porque quieren caerán al abismo. Ojala que no se arrepientan, que no vengan y les hablen de la verdad. Y sigan en la mentira, pensando que están en la voluntad de su Dios. Yo ya tengo un lugar muy especial para ellos, por el solo hecho de que un día, recibieron el Sagrado Sacramento del Matrimonio, en su Señor Dios. Más he conseguido que ellos mismos, aún en mi que tanto les odio, los tomaré como modelo, para que muchos más sigan su ejemplo, y muchos caigan al infierno.  -Esto habla satanás, y Yo se los hago saber, soy vuestro Dios Jesús. Para todos aquellos mis hijos, que dicen estar enamorados, este no es amor santo,  sino que es muerte. Miren cuantos de mis hijos se aman entre unos y otros, hombres con hombres, y mujeres con mujeres, y dicen:  > El Señor Dios nos ha unido en su amor.  - Yo el Señor Dios Todopoderoso,  les digo, que aborrezco el adulterio, el lesbianismo, homosexualismo, y todo aquello que es profanación en el cuerpo, que es templo santo de Dios.  Hijos amados también les digo, aborrezco a todo aquel que es motivo, de desviar a muchos con esas modas, esos desnudos de sus cuerpos, unos a los otros se están desviando del camino. Satanás les hace ver hermoso, lo que es muerte. Y muchos se están desviando del camino,  por esto mismo, están cayendo en el adulterio. Muchos niños y niñas, están perdiendo su inocencia a muy temprana edad, profanan una y otra vez sus cuerpos, venden sus cuerpos, que son templos vivos de Dios.  Estoy muy ofendido por mi pueblo, que dice que se ama y que ama con mi amor, esto no es amor de Dios. Antes bien, es muerte en ellos, lo cual Satán les hace creer que están en la verdad y es amor.  Yo soy Dios de Misericordia, y quiero que todo el pecador se arrepienta. Aún el más grande pecador, quiero que se arrepienta, y quiero que ustedes hagan saber este mi mensaje.  Les digo que evangelizarán en mi Santo nombre, con mi mensaje, a muchos que lo escuchen o lo lean. Mi mensaje, traspasa las fronteras, y muchos de mis hijos, por este mi mensaje, que es dado por el mismo Dios de viva voz, ya muchos  han escuchado, y han abierto sus ojos, y sus oídos a mi llamado, y han vuelto, soy vuestro Dios, Jesús.

Mi pasión tan dolorosa, la ofrezco a mi Padre Celestial, por cada uno de ustedes, adoradores de mi Sagrada pasión tan dolorosa.  Yo soy el Señor, que les lavo con mi sangre preciosa. Son mi familia muy amada, familia de Cristo Jesús, y de mi Madre, María Santísima.  Tomen su cruz de cada día y síganme. Yo soy camino, verdad, y vida.   Yo soy Dios quien les hace el llamado, más para que me sigan, no volteen para atrás,  dejen todo.  Yo quiero ser todo para ustedes, dejen todo, y Yo el todo me doy.  Todo aquello del mundo, son ataduras para ustedes,  pongan todo su corazón en las cosas de vuestro Dios.  El Dios mismo, quien hago mi obra por medio de ustedes.  Yo en ustedes y ustedes en Mí, darán fruto, y fruto en abundancia.

Yo quiero  que estén unidos, en esta gran obra, que Yo el Señor, estoy haciendo por medio de ustedes. Yo ya les he hablado en la forma que los quiero unificar, que ninguno se sienta más grande, que ninguno se sienta superior a los demás. Antes bien, si ustedes se sienten superiores. Háganse servidores de vuestros hermanos, y así humillaran a satanás, quien quiere que ustedes se exalten, y quiere hacerles ver que son grandes, quiere hacerles creer, que ustedes son los de la obra.  No, mis hijos amados, Yo les he hablado y estas son trampas de satanás, siéntanse necesitados de vuestro Dios, y no superiores a sus hermanos.  Porque les digo, muchos de los que se dicen mis servidores, y  no me están sirviendo a Mí, sino antes bien, con su mal comportamiento, y altanería. Sintiéndose señores en este mundo, muchos de ellos están desviando almas del camino. Y os les digo, en el último día llegarán con sus manos vacías, porque quisieron aquí su reino, y quisieron que el hombre los exaltara tanto, como satanás quiere ser exaltado, y adorado.  Solamente a Dios, se le adora, se le ama, y se le exalta, y en Dios, ustedes aman, pero aman con amor santo.
Yo derramo, mi amor y mi misericordia en todos ustedes, y ustedes ignoran este amor, que  tengo para ustedes. Que esta misericordia cada día, cada momento, y cada instante, Yo os doy.   Pero muchos de mis hijos, ni siquiera se dan cuenta, por las cosas del mundo en que están abandonados.

Si pensaran un momento, en esta mi Santísima Llaga de mi espalda, entre todas mis llagas Sagradas, esta es una de las más dolorosas. La santa cruz tan pesada en mi Sacratísimo hombro, se mueve de un lado para otro en mis sacratísimos huesos, causando cruelisísimos dolores. Muero, muero cientos de veces, muero por cada vez que ustedes pecan, porque Yo les amo, y ustedes son miembros de mi Santísimo Cuerpo.  Siento en Mí mismo ese escarnio,  tanto dolor, cuando ustedes pecan.  Muchos de mis hijos dicen: >  A Dios que le haces si tu pecas. Él está en la gloria.   -Pero les digo, están equivocados, Yo sufro mucho cuando mueren por el pecado. Yo les hablo, vuelvan hijos, arrepiéntanse de su pecado.  Si has pecado vuelve, y arrepiéntete, porque Yo tu Dios, ya he saldado tu cuenta.  Yo Dios de amor,  de Misericordia, y de perdón, soy todo vuestro, Cristo Jesús.

Yo estoy ofreciendo, esta vuestra ofrenda a mi Padre,  como desagravio por todos sus pecados, pasados y presentes. Les fortalezco, no se aparten de Mí.

Vivan mi Sagrada pasión tan dolorosa, en cada meditación.  Todo aquel que haya adorado una sola vez en su vida, mi Sagrada pasión tan dolorosa, que haya meditado, y que haya orado, y ofrezca a mi Padre Celestial esta ofrenda en Mí.  Mi Padre con mucha alegría, toma esta ofrenda que Yo mismo, el Señor Dios, me estoy ofreciendo con cada uno de ustedes, al Padre Celestial. Ustedes en Mí, y como Cuerpo Místico de Cristo, el Padre Celestial ya no ve sus culpas.  Alégrense porque ustedes son hijos de la luz, la luz en ustedes.
Benditos todos, los que son propagadores de esta devoción, adoración a mi Sagrada pasión tan dolorosa.


 Les amo.

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