sábado, 11 de agosto de 2012

Mensaje 22 de Junio 2012










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Si ustedes creen en Mí, reciban. Si están dispuestos a Mí, sean fuertes. Si quieren dar fruto, permanezcan en la verdad. Y la verdad está entre ustedes, es Cristo, y es Dios. Vivan en la verdad, amenla como un tesoro, y como una corona. En ustedes lleven la verdad, Yo soy la verdad. Yo soy el Señor, y fuera de Mí solamente hay muerte. No digan.  >  Señor fue una pequeña mentira. Es una mentira piadosa.  > Yo no soy mentira, si dices una pequeña mentira. Ya estás en la mentira, ya estás yendo camino al abismo, y hacia la oscuridad. Yo te hablo ahora, para que ames la verdad, y vivas en la verdad. Actúes y hagas todo en la verdad, y digas Jesucristo es mi Señor. Jesucristo es la verdad y la verdad ha venido a Mí. Y la verdad me ha hecho libre. Vivan pues siempre en la verdad, y amen la verdad. Yo les digo,  Yo nunca soy mentira. Y Yo soy piadoso, no digan que es una mentira piadosa. Porque ya estarían pecando doblemente, soy vuestro Dios Yahvé.

Al Rey toda la gloria, la honra, el honor, la adoración y la alabanza. Hoy y siempre por los siglos de los siglos. Y aquel que no adora a su Señor, y que no le alaba, que no le bendice, y que no le da gracias. Es como aquel que va por el camino, ciego, mudo y aún sordo.  Que no sabe a donde ir, ni que hacer, y solamente va dando tropiezos,  tumbos y frentazos. Pues aquel que no ama a su Señor, que no lo alaba, no le bendice, y no le da gracias. Solamente son como aquella planta, la cual está siempre entre las piedras. Esa planta está llena de plaga, y  raquítica. Os no da fruto, y si lo da, el fruto es malo. Alaben, adoren, bendigan, y glorifiquen, exalten, y den gracias a su Señor, y os deseen siempre ser gratos a Dios. Estando en mi Divina voluntad.  Yo mismo Dios, vine a traerles mi Ley Divina, Los Mandamientos de la Ley de Dios. Y se los dejé para que ninguno estuviera en equivocación. Más benditos hijos, muchos ni tan siquiera se los saben. No saben que son los Mandamientos de la Ley de Dios.

Todo aquel que diga,  > El Señor mi Dios es mi vida, y como Dios es mi vida, yo vivo en Él. Y tengo vida por Él, y yo doy mi vida al Señor. Porque doy vida de su vida, porque si el Señor Dios, me ha creado. Yo como su creación  me doy a mi Señor. Bendito sea el Señor que me ha creado con un fin, para que yo en su Divina voluntad, y dispuesto a Él, esté al servicio de mi Señor.  > Aún los que dicen. Señor, en mi vida me ha ido tan mal.  Yo les digo, porque dicen que les ha ido tan mal. Acaso ustedes solos han caminado por su cuenta. Acaso han abierto puertas a lo que no viene de su Señor. Acaso han querido por su cuenta caminar, hablar, y pensar. Y no poner un límite a sus pensamientos, y cerrando la puerta a lo que no viene de Dios. Muchos más descuidan su salud, y otros aún enfermos dicen.  > Oh Señor, porque me dejaste, acaso no soy tu hijo.  >  Y Yo te digo, Soy tu Padre, y porque te amo, permito que participes de la Sagrada pasión, de mi Hijo muy amado Jesús. Yo si quiero, en mi Hijo muy amado Jesús, hacerte corredentor. Es porque te amo, pero quiero que tú, con docilidad me digas.  > Señor, aquí está mi ofrenda. En Ti Señor, dispón de mi, y dispón de mi ofrenda. Yo quiero ser siempre todo para Ti, aún en mi enfermedad, yo te adoro y te amo. Y te doy gracias porque lo has permitido. Porque todo lo que Tú permites y todo lo que viene de Ti, es para bien mío, de los míos y de muchos. Oh Señor que grande eres, que infinito es tu amor y tu misericordia, al permitir esta enfermedad en mí.  Más Oh mi Señor, si Tú quieres darme salud, gracias Señor. Yo te la pido, pero si tu quieres darmela. Que sea para mayor gloria, honra, y adoración a Ti Señor. Padre, soy tu hijo y de mi dispón.   > Estos son mis hijos que me dan gran alegría. Pero si dicen que Yo les dejé, si ustedes caminan por su cuenta, viven en su pobre querer, y os abren puertas al malvado. Cómo dicen que Yo les olvidé.  Mas bien, están haciendo como ustedes quieren, y llevan su vida como quieren. Toman lo que ustedes quieren, fuera de la Divina voluntad de su Señor.   Les digo como un Padre, que es lo que me  es grato a Mí,  y que es lo que es una ofensa muy grande para vuestro Dios y Padre, el que quieran la soberanía por su cuenta. Nunca la encontrarán, acaso habrá un tiempo en que los exalten, en que les digan, que grande eres. Si tienen dinero en abundancia, habrá quien se incline, y hasta ponga la frente a sus pies. Pero ustedes que ya me conocen, saben que todo esto les minimiza, y les vuelve al polvo. Pues no permitan que os  les exalten, que les alaben y que les digan, que grande eres. Digan siempre.  > La grandeza es  de  mi Señor, el poderío de mi Señor, y el Bueno es mi Señor. Yo solamente como tu, soy peregrino en este mundo. Voy luchando por conseguir siempre lo que mi Señor, en su infinito amor y misericordia. Cuando me ve luchando por Él, quiere darme y me lo da, igual que a ti. Así que somos iguales.  Antes bien, tu en Dios,  puedes hacer en el mismo. Porque Él quiere hacer por tu medio,  cosas grandes y maravillosas, como sus hijos que somos.   > ámense mucho, soy vuestro Padre Yahvé.

Sigue dando este testimonio, para que todos sepan que es María Santísima, y quien es María Santísima. Y el poder infinito que Dios le ha otorgado a la Virgen pura, la Madre de Jesucristo, y Madre de ustedes.
Cantad al Señor con gran alegría, el Señor Dios es digno de toda alabanza, y de toda adoración. De todo aquel que dice, el Señor es mi Dios, le exalta y le adora. Aún en tiempo de angustia, de desesperación, y tempestad. Adorad al Señor, y en verdad les digo, que hasta los vientos se detienen y las tempestades cesan. Cuando vean una tempestad, y la tempestad sea tan destructiva, os  les digo, que por uno solo, que canta y adora a su Señor, aún por esa tempestad.  La tempestad misma cesará, porque el Señor, en ese momento dice. Tempestad cálmate.  Hagan la prueba y verán que bueno es el Señor.

Soy vuestro Dios Jesús Eucaristía, cuanta alegría me dan, cuando siempre buscan estar puros, pulcros,y  llenos de la gracia de Dios. La Gracia de Dios, les hace soberanos. Yo soy el Señor os vengo, y les doy mi gracia santificante, en los Sagrados Sacramentos. Vivan en esta vida sacramental, dando gloria, y alabanza a vuestro Dios. Yo soy Jesucristo en cada uno de los Sacramentos, y en cada uno Yo los unifico en Mí. Los hago en Mí, y en Mí, con la fe y la esperanza en Dios, siempre hagan lo que Cristo. ámense los unos a los otros, y digan siempre.  > Jesucristo en mi, Quién contra mi.  Jesucristo en mi y yo en Él. Yo en Cristo todo lo puedo, porque el que todo lo puede, se ha dignado quedarse en mi, y hacerse uno en mi. Y quedándose en mi, me ha hecho uno en Él.
 Oh Señor Dios, Tú que te quedaste con nosotros y que formaste una Iglesia Santa. También pecadora Señor, porque somos peregrinos, pero que en el amor que Tu nos tienes, nos redimiste y te has quedado para darnos vida. Y vida en abundancia, te damos gracias Señor, porque en tu Iglesia, has escogido entre los hombres, a ellos y por medio de los cuales, Tu quisiste y quieres hasta el fin de los tiempos, darnos vida nueva. Porque les has confiado las cosas del Reino, Tu mismo Jesús Sacramentado. Que has confiado en ellos para que Tù, confiándoles aún la llave del Reino para todos nosotros. Nos perdonas los pecados, y te das a nosotros. Bendito seas Señor, por todos tus Sacramentos confiados a tus sacerdotes. Quien nos los das por medio de ellos, como tu Iglesia, como tus hijos, y unificándonos a todos en Ti.  > Alégrense hijos amados.
Oren hijos.  > Oh Señor, Tú que lo has creado todo. Todo el universo y todo lo que bulle en él, así la tierra y todo lo que existe. Permite que todos nosotros unidos a toda tu creación, estemos en adoración con nuestra Madre Santísima. Quien tanto nos ama con tu mismo amor, en todas las Sagradas misas, y todas las Sagradas Eucaristías. Que Tú Oh Señor, te has dignado por amor, reunir a tu pueblo, en esa asamblea santa. En esa ofrenda de amor, te das al Padre en ese momento, por medio de tus sacerdotes.  Medianeros son entre Dios y el pueblo, aquellos que has elegido,  dándote gracias.
 > Soy vuestra Madre María Santísima,  y vengo a cada uno y Yo os tomo esa necesidad que tienen. Algunos están intercediendo, y  llega hasta el Señor Dios. Quien Yo María Santísima, como vuestra Madre, aún en vuestra intercesión de cada uno. Yo estoy intercediendo por cada uno, os estoy suplicando al Señor Dios Todopoderoso. En lo que más les conviene, y aún en lo que no saben pedir, les amo.
Soy vuestra Madre del Cielo, y vuestra. Dichoso el hijo que se queda en su Madre, y descansa en sus brazos, y su regazo. Dichosos  todos aquellos que se refugian en mi regazo, y que se confían en Mí. Todos los que dicen.  > Jesucristo gracias por haberme entregado a tu Madre Santísima. Gracias porque me la has dado como mi Madre amada.  > Estos hijos no teman, porque los mismos demonios se alejan espantados, al ver a María Santísima. Y os en el Hijo está  siempre el querer para que su Madre los lleve hacía Él mismo.
Les he pedido siempre,  que estén en comunión. Y les he pedido siempre que en esta cita de amor, esten en gracia de Dios. Aquellos  que están en gracia de Dios, no teman. Pues el que teme es porque está en pecado, y este es el temor. El que no tiene pecado, no tiene porque temer, y si el Señor les ha redimido, se acercan al Señor, y os dicen.  > Señor en tu redención yo tengo vida, yo vengo arrepentido. Dame Señor vida, Tú Señor, has venido a llevarme en Ti. Oh Señor en Ti quiero estar. Quiero que me lleves siempre en Ti, y que nunca me separe de Ti. Oh Señor Dios Todopoderoso, porque Tú eres para mi la vida misma, y sin Ti, yo tengo solamente muerte. Oh Señor dame de Ti, y yo siempre en Ti, esté en la  alegría de los hijos de Dios.
 > Bendito seas hijo amado que os crees, y os dices, mi Señor ha resucitado y yo con Él. Benditos sean todos que con gran alegría esperan este tiempo de resurrección. En el cual todos morirán, pero en Cristo Jesús, aunque mueran, tendrán vida y vida eterna. Benditos sean los que creen, pues sus cuerpos, aunque vuelvan al polvo, y como está sucediendo en estos tiempos, sus partes queden dispersas. Van a resucitar, como cuerpos resucitados.  Resucitaran como Cristo, el cuerpo de Cristo, resucitó lleno de gloria, y majestad. Así resucitarán en un cuerpo vivo, y santo. Pues Yo el mismo Dios Todopoderoso Jesucristo,  quise ser uno como ustedes. Para que ustedes en Mí, fueran como Yo. Y para que una sola carne en Cristo Jesús, por el Sagrado Sacramento del Bautismo. Todos en Cristo, como una sola carne,  tengan resurrección. Van a tener resurrección,  pero aquellos, los cuales no creen y no se bautizan. No tendrán resurrección. Para ustedes es un gran misterio, pero soy misericordia y amor.
El Espíritu Santo en ustedes, y con ustedes. No es lo mismo, en unos está. Pero el Espíritu Santo no está donde hay pecado mortal, porque hay muerte. Como resucitarán en el Espíritu. Solo que se arrepientan de todo corazón de sus pecados. Si no se arrepienten, y van solamente a confesarse. Pero no hay arrepentimiento. No puede haber perdón.  Si el perdón es en el arrepentimiento, y en el dolor de haber pecado. De haber ofendido a vuestro Dios y Señor. Y haber tomado su cuerpo como un medio para el mal. Dichosos ustedes que invocan a mi Padre con amor. Tienes un valor infinito, tu eres rey, sacerdote, y profeta en Cristo. Muchos buscan la soberanía aquí, pobrecitos aquellos mis hijos, que amontonan en sus casas, y guardan tanto. Que llega la polilla y pica, el gusano pudre, y llega el ladrón y roba. Miren cuantos de mis hijos trabajan tanto que no dejan tiempo ni para ellos, ni para su Señor. Y en ese trabajar, buscando siempre el tener, y acumular aquí en este mundo bienes terrenos. Se mueren y no dedicaron tiempo para su Señor. No sirvieron a su Señor, y solamente llegaban a descansar. Se persignar de prisa, y otro día se levantaban a trabajar. Pues querían hacer mucho dinero, como si fueran eternos aquí, y aquí fuera su casa. Y  fincaron sobre arena. Pero también muchos de mis hijos, que son agradecidos,  reciben de esos bienes del que murió. Y que solamente vivió para trabajar, y tener. Y aquellos que oran por ellos,  benditos hijos, porque aún en el orar y en ofrecer a su Señor. Aún de lo recibido de aquel que no ofreció, el ya está recibiendo también de su Señor Dios Todopoderoso, la gracia. Y aunque esté en el Purgatorio, va disminuyendo cada vez su pena temporal. Aún ustedes, en el orar ya están siendo misericordiosos. Y son gratos a Dios, pero hay muchos de mis hijos que reciben esos bienes, y solamente hay discordia, y odio. Y hasta se matan unos a otros, éstos están haciendo un daño tan grande. Aquel mismo que les dejó, porque aquel nunca se acordó de Dios. Y ustedes en lugar de darle la gloria a Dios, no se acuerdan de quien os están recibiendo. Muchos no reciben por el odio, el rencor, y la envidia. Por querer recibir unos más que otros. Cuanto deseo que entiendan mi mensaje. Y cuando ustedes reciban de alguien que trabajó mucho, aún eso que reciban, den en el nombre de aquel que trabajó. Y que les dejó algo, una caridad. Den con amor y digan.  > En el nombre de Cristo, recibe Señor en este hermano, lo que el no te dio. él ya está allá, tu sabes Señor en que lugar, pero yo, sin saber. Doy Señor en su nombre, lo que él mismo trabajó. Si el no te lo ofreció, yo te lo ofrezco ahora.   > Os en este momento, están disminuyendo la pena temporal en aquel hijo, en el que no dio fruto. Pero que ya están ofreciéndole a su Señor, en el nombre de él. Y ya está contento, porque yo le permito ver la misericordia de ustedes.  Les hago saber esto, para que den gloria, alabanza, y adoración a Dios.  Pues os les digo María Santísima, ora también constantemente  por sus hijos. Acuérdense que tienen una Madre buena, y misericordiosa. Es una Madre en la cual está el amor, y el amor de Dios. Y ella en el amor de Dios, a todos sus hijos. Imagínense el amor infinito que mi Madre muy amada les tiene. Ella les ama con el mismo amor de Dios, y les ama, como ama al mismo Dios, su Hijo. Quiero que se alegren, y estén contentos. Que vivan unidos los unos a los otros, y que se ayuden.  Si ves a tu hermano que tiene hambre, dale de comer.  Si ves a tu hermano con frío, cobíjale.  Si ves a tu hermano que ya no tiene zapatos, y  tienes dos, regálale unos, si le quedan, sino, coopérense para que le compren unos zapatos. Acuérdense que son la familia de Dios, y todos son hermanos, y que forman un mismo cuerpo, el Cuerpo místico de Cristo.  Les hablo a todos, no haya discordia entre ustedes, ni envidias, malos entendidos, y celo. ámense todos, Yo les digo, son miembros de mi Santísimo Cuerpo todos. Si alguno está enfermo, visítenlo y oren por el.   También si alguno se desvía del camino, vayan por el, no lo dejen. Les estoy ordenando, les estoy mandando, y dichoso el que está en obediencia a su Señor, y a mis Mandatos Divinos. Son mis hijos, y en Mí, tienen vida.  Alégrense y Yo les mando, vayan y busquen aquel. El que se va desviando, aconséjenle con amor, y tráiganle, No le dejen.  Miren muchos de mis hijos se alejan de los grupos de oración, porque no hay amor entre ellos. Porque no hay unificación en Cristo, entre todos. Porque solamente buscan su querer, y el bien propio. Y os les digo, el que ama se da a los demás, y el que os quiere, el que dice te quiero, quiere también de los demás. No es lo mismo querer, que amar. El amar es darse, y el querer es recibir de los otros.  Cuando ustedes digan te quiero, díganles te amo. Y no les de vergüenza. Abrácense y digan te amo. Y si dicen te quiero díganlo, en el querer de Dios.  Yo me doy a ti en el querer de Dios, y quiero que permanezcan todos unidos. Pues en verdad les digo, que para todo el que tiene fe, Yo os he estado dando a cada uno de ustedes, en abundancia. He escuchado sus ruegos y súplicas, por intercesión de mi Madre Santísima. Quien ha tomado toda intercesión, toda súplica y también toda ofrenda. Y mi Madre intercede por todos los pobres pecadores. Hago un llamado para que cada día vayan siempre en el camino de la verdad. Digan.  > Cristo, Tu en mi y yo en Ti, vayamos a tus hijos. llévame en Ti Señor, yo quiero caminar en Ti, fortaléceme y retírame todo aquello que me pueda apartar de Ti. Señor instrúyeme, y corrígeme. No quiero que me dejes en mi voluntad, porque yo ya te la he entregado. Dame de tu voluntad, se que por mí solo no puedo, pero en Ti, todo lo puedo. Soy fuerte y valiente en Cristo, porque os Cristo es mi fortaleza y mi valentía, y mi sostén. En Él me sostengo, vivo, voy, y en él hago. En Dios Todopoderoso yo lo puedo todo.  > Digan siempre estas palabras, y confíen en Cristo. Este es un lugar, el cual Yo elegí para darme una cita de amor con ustedes. Yo el Señor Todopoderoso, quiero prepararlos cada día más,  según mi Divina voluntad, en mi Divino querer, y en mi Sabiduría Divina. He tomado medios para que Yo, por medio de ellos, les haga saber y conocer la verdad, el camino, y el que hacer y como hacerlo.

Trinidad Santa siempre con ustedes. Trinitarios son este grupo de oración. Es mucho el trabajo, y muchos de mis hijos que necesitan de aprender, de conocer y recibir. Pues muchos no me conocen y muchos de mis hijos, están yendo a evangelizar aquellos lugares lejanos. Yo voy en cada uno de ellos, pero hoy les hago un llamado a todos. Les hago el llamado, motivemos a mis hijos, algunos están muy lejos, pero en verdad les digo, que el evangelizador, y el misionero, recorre grandes distancias en su Señor. Yo soy Cristo que les estoy haciendo el llamado en Mí, para que ustedes en Mí vayan y Yo en ustedes. Hagamos esta gran obra evangélica. El hacer conocer a Dios vivo, y verdadero.  Muchos dicen, Dios existe, pero donde está.  Está lejos de aquí, está en el Reino. Muchos más, no creen ni tan siquiera que existo, y otros más no conocen a María Santísima. Y solamente la llaman una mujer, la cual tuvo más hijos, porque no me conocen. No conocen a mi Madre Santísima y no hay quien les haga conocer la verdad, soy vuestro Dios Cristo Jesús.
Siempre con el rosario de María Santísima oren y recen.   Que siempre el rosario de María Santísima lleven en su cuello y sea una defensa para ustedes y  los suyos. Lleva con fe el rosario de mi Madre Santísima. Si alguno se va desviando os María Santísima con tu rosario trailo. Y si alguno aún muriendo estuviera en pecado, por intercesión de María Santísima y en su santo rosario, pidan que ninguno muera sin antes haber recibido los Sacramentos. Así en el Santo Rosario de María Santísima quieran ser elevados en Mí Jesucristo.  Como la ofrenda hermosa que es para Mí,  el rezo del Santo Rosario. Pues mediten cada vez, Mi vida, pasión, muerte y resurrección. Que grato es que ofrezcan una oración de amor, en María, conmigo, y como la familia de Dios, siempre orando. Trinidad Santa, y María Santísima siempre contigo. Ofreciéndome vuestra oración de amor.
Oren y ofrezcan al Padre Celestial en mi nombre Santísimo, toda ofrenda, y digan.  > Padre, en mi dulce Jesús yo quiero estar. No permitas Señor que yo me aparte de Ti. Mira mi Jesús, yo quiero en Ti, ser siempre en mi Padre. Tu me has prometido Señor, que en Ti no me perderé. Y veré  el Reino y yo de Ti espero.
 > Oh que dolor tan grande, en cada alma que se condena. Y no quiere ni acepta mi redención, y la salvación que Yo he ganado para ellos. El Reino que he ganado para ellos, por los méritos de mi Sagrada pasión tan dolorosa. Por mi dolor tan infinito, ellos son salvos. Y no quieren arrepentirse de sus pecados. Y egoístamente dicen.  > A mi aquel que me diga, yo lo juzgo. Que tiene que ver en mi vida, yo seguiré mi vida como yo disponga. Jesús dice que me ha salvado, y si Él quiere así que me salve.   > Hay tanta soberbia, y desacato en mis hijos. Oren por ellos, y por ustedes. Intercedan por el pueblo pecador.
 > En esta meditación y adoración, viviendo la Sagrada pasión de mi Hijo tan amado, dicen que fui traspasada. Ciertamente fui traspasada por esa espada de dolor, como Madre. Y os también como Madre de todos ustedes sigo siendo traspasada, por cada uno de mis hijos. Cada dolor que recibo de cada uno, cada vez que ustedes pecan. Mi Hijo me dice.  > Madre les he dado una voluntad a cada uno, y dueño de su voluntad es. Yo no dispongo de su voluntad Madre mía, pero si me hago conocer, para que ellos me hagan en su voluntad, a conocer a los demás. Cuando ellos ya me aman, y dicen Jesucristo es mi Dios. Y dejan todo y me siguen. Madre mía, mira, tantas mujeres y hombres, que se prostituyen. Pobrecitos Madre mía, no saben lo que hacen, profanando el templo vivo de Dios, y echándome fuera.  Aquellos que dicen que comulgan y que me reciben, y os dicen estar en comunión. Pero el que comulga, y recibe a su Señor en pecado mortal, está comiendo su propia condenación. No lo hagan y si lo han hecho,  lloren, y vístanse de sayal.  Hagan penitencia y ayuno, y confiesen su pecado grave.
Están en un solo latido, el de María Santísima, el de Jesús, y el de ustedes, un mismo latido. Los Dulces Corazones están en un latido con el de ustedes, y sus latidos, en los Dulces Corazones.


Les amo.

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