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Quién como el Señor Dios. Quién como Él.
Siempre busquen ser como vuestro
Padre. Os mi Hijo les ha dicho, sean santos, como mi Padre es Santo. Y os en
quien son santos, y de donde obtienen la santidad. Solamente de mi Hijo
Jesucristo, Él los hace santos. Cómo pueden ser santos. Siendo una obediencia
perfecta al Señor, y cual es la obediencia. Los Mandatos Divinos, La
Ley de Dios. Os la
Ley de Dios, está siempre presente con ustedes. Los veo a veces que se enojan, que tienen
flojera y duermen. Yo les amo mucho así como son, pero no guarden nada en sus
corazoncitos. Porque el guardar algo, es como guardar aquel vino que se
fermenta. Pero esto es un cáncer que se fermenta, un cáncer en el espíritu, y
ese cáncer es terrible. Y os va avanzando, hasta que mueren. Si no se atienden,
ni van al único médico Jesucristo, el Señor.
Me aflijo cuando están enfermos,
y cuando están en esa enfermedad en el espíritu, que os les lleva a la muerte eterna. Si caen, no se
queden caídos, pidan clemencia. Digan. >
Señor, levántame. Necesito de tu perdón, hazme tuyo, hazme en Ti, y hazme como
Tú eres. > A todos les amo, no con
amor humano, sino con amor Divino. Y os les digo el que quiso hacerse humano,
siendo Dios, en su humanidad Divina, Él los ha redimido. Ahora ustedes, por las
llagas Sagradas de mi Hijo, las vuestras son sanadas. Mi Hijo tan querido ha
redimido a cada uno de ustedes, con su Sangre Preciosa. Esta Sangre Preciosa
está vigente siempre, en todos los altares, y es para todos mis hijos. El sacerdote la toma, pero todo el pueblo
está invitado. Todos son los hijos predilectos, y los hijos comen, y beben del
banquete Divino. Porque los hijos míos, en mi Hijo muy amado, también alcanzan la Divinidad. Estando
en gracia perfecta, y santificante. La cual solamente les viene de mi Dulcísimo
Hijo Jesucristo. Alégrense.
Aborrezcan el pecado, y digan en
todo momento. > Señor, Tú eres bueno, hazme como Tú. > Pidan siempre como el hijo le pide a su
papá. Yo quiero ser como tu papá, yo
quiero aprender de ti. Aún en el oficio
más humilde, el niño se alegra de su padre, y de lo que sabe hacer. Y ese niño
tiene una avidez, y un deseo de aprender, lo que su padre sabe hacer. Aún si su
padre hace cosas en las cuales, la familia dice que bueno es mi esposo, o que
bueno es mi padre. Todos lo admiran y quieren ser como su padre es, o como su
madre es. Cuando en ellos ven virtudes. los niños desde pequeñitos, siempre
aprenden de su padre, y de su madre. Y siempre quieren ser tal como son ellos.
Más acuérdense que la virtud se hereda, Al igual el desacato, y la mentira.
Pero también la verdad se hereda. Si les hablo esto es porque los niños,
siempre desde pequeñitos van creciendo, según los pastores los guíen. Por el
camino por donde ellos van, siempre van sus pequeñitos. Si van por un camino
torcido, los niños también van, y crecen por ese camino torcido. Aunque hay
muchos que han escuchado la voz del Maestro, la voz de Dios. Y por medio de
algunos de mis hijos dicen. > No
conocía al Señor. Yo conocí en mi casa solamente desavenencia, odio, e ira.
Malos entendidos, y críticas. > Ellos
abren los ojos, sabiendo que la mentira, y el pecado no era bueno. Y empiezan
una vida de virtud. Empieza una nueva generación, pero una generación de
santidad. Yo les digo, por los senderos oscuros, siempre entra un rayito de
luz. Aquellos evangelizadores, los cuales hacen conocer la verdad en Cristo, y
por Cristo, a sus hermanos.
Si se deciden a dejarlo todo por
Mí, y os vienen, en verdad les digo, que ustedes en Mí, serán una luz que
brilla. Que brilla en todo momento y brilla en el sendero, y en ese sendero,
muchos ciegos van a decir. > Esta luz
me hace ver la verdad. > Y os es la
palabra, porque Yo el mismo Dios, a mis hijos les instruyo internamente. Les
hablo por medio de las Sagradas Escrituras, que es la palabra viva. Yo siempre
estoy buscando que mis hijos estén en la verdad, quiero que busquen, y
encontrarán. Toquen y se les abrirá, pidan y se les dará. Yo quiero que siempre
busquen, porque Yo estoy pronto para que encuentren. El camino Santo, y el camino de la verdad, que es Jesucristo, que
siempre está con ustedes. Les beso, y les doy mi paz.
Los que cierran la puerta, son
aquellos que tienen la fe, pero no la aprovechan. Le cerraron la puerta a la
fe, y la fe se quedo fuera. Y ellos se quedaron vacíos, y en ese vacío,
solamente están en una disposición a ellos mismos. Lo que ellos quieren, pero
nunca aceptan en esa fe que Dios les había dado. Lo que el Señor quiere darles,
y que ellos deberían de recibir. No reciben y están tan vacíos, y por el camino
se encuentran al malvado, y les hace ver, lo que él quiere. Les dice y ellos reciben. Porque encontró aquella ovejita en la calle, débil, y endeble, casi
sin vida. El demonio siempre está
presente, siempre. Acuérdense, siempre está vigilante, y en un descuido que se
dan, dice, este se descuido. Por eso les he dicho manténganse vigilantes,
despiertos, y orando. Porque el demonio está pronto para hacerles caer, en el
abismo, una vez que ustedes echen la fe,
fuera. Cuando no viene de Dios,
acuérdense que hay dos caminos, el bueno y el malo. Al no creer a Dios, y al no aceptar a Dios, ni
los Sagrados Mandamientos, ni los Sacramentos, y al no orar. Son presa fácil
para el mal, porque ustedes, no aceptan a su Señor, las cosas de su Señor, y no
aceptan la palabra. Y viven como el hijo pródigo, cuando el Señor Dios, los
viste de gracia santificante, y los
viste como reyes que son en el rey de reyes. Ellos visten harapos y
comen mendrugos. Comen aquello que les sobra a los cerdos. Cuando ustedes acá,
comen manjares. Escuchen, y no se aparten del camino, Yo soy Jesús, soy vuestro
Dios. Yo soy el sendero, dichoso el que ha decidido dejarlo todo, y seguirme.
No es tiempo de que me vean, pero
muy pronto me verán.
Ustedes saben que Yo soy la
puerta, estoy abierto. La puerta está
abierta y todo el que quiere entrar, entra. Y todo aquel que quiere comer
manjares divinos, entra. Todo aquel que escucha
mi llamado, es un invitado y entra. Dichosos los que vienen acompañados
de aquellos que están enfermos, en estado tan grave. Que están muchos de ellos
en esa enfermedad, a punto de ir al infierno. Más ustedes en Mí, son llamados,
y vamos a quitarle de las garras, a mis hijos, y a vuestros hermanos. Mi Madre
muy amada está con nosotros, ella nunca se aparta de su Hijo, y su Hijo muy
amado con ella. Todos nosotros. Ustedes
conmigo, en Mí, no teman. Pero quiero que vivan en una vida santa, de
obediencia, y sacramental. En un santo temor a vuestro Dios, y cuando ofendan a
su hermano, pídanle perdón. Y si os les
ofenden, ustedes dirán. > Al
Señor lo ofendieron tanto y os intercedió por ellos, ante el Padre
Celestial. > En verdad les digo, que
aquellos que les ofendieron, son víctimas. Los atrapo la oscuridad, pero
ustedes por amor a Dios, y para pisarle la cabeza a la serpiente, le
dirán. Estaba equivocado, perdóname. Mira si tu me ofendiste, yo se
que fue un momento de ira, o quizá de mal entendido. Pero perdóname. > Así es como ustedes vencen, así es como
en Cristo vencen. Porque por ustedes mismos nunca vencerían, y en Mí, son
vencedores. Aquel que se enoja y dice,
me ofendió. El malvado dice. > Haré
de este, también que el haga lo que yo quiero. Pues ya me abrió la puerta, y yo
lo he tomado en mí. Y lo tomaré como un medio para difamar, al que le ofendió.
O al que él ha ofendido. > El malvado
siempre está también en un diálogo, con
todos aquellos espíritus pestilentes. Y se amontonan y dicen. > Vayamos tras aquellas almas. Si,
aquellas almas están llenas de luz, pero se descuidan. Cuando se descuiden
vamos, y les haremos caer. Mira hay muchos que están de nuestra parte. Mira aún
los que se llaman gobernantes del mundo están de nuestra parte. cuantos están de nuestra parte, muchos, los
que se dicen seguidores de Cristo. Vayamos y los tomaremos como un medio. Es
más fácil que caigan por medio de alguien visible, que de nosotros que somos
invisibles nos vayan hacer caso. Vamos.
> Siempre está el malvado haciendo todo lo que puede, para desviar a
las almas del camino. Si les digo esto es para que ustedes estén despiertos, y si
alguien les ofende, no sean partidarios del malvado. Si les ofenden, antes bien, sonrían, humildes,
vayan, y díganle. Perdóname. Porque el
que está enardecido, no va a entender razones, y si ustedes lo culparan, el enemigo que está en ese momento presente.
Más hará su obra, para hacerte caer a ti también. Y se enfurecerá más, y
tratará de que caigan los dos. Les hago
saber, las intenciones del mal, del demonio, pues es su enemigo mortal. Yo les
amo, Yo les aconsejo como un padre aconseja a su hijo. Para que siempre vaya
creciendo. Hay algunos padres que quieren que sus hijos, crezcan
espiritualmente. Pero son muy pocos, siempre buscan que los hijos crezcan según
las cosas terrenas. Que sea un buen abogado, o un buen médico. Pero que pocos
dicen, ojala que sea un buen sacerdote.
Ojala que tome el camino de Dios, que pocos son, los que impulsan a sus
hijos, a la vida consagrada. Yo les hablo para que estén vigilantes, y en Mí no
teman, soy vuestro Jesús.
Soy Dios Espíritu Santo, Padre,
aquí están mis hijos tan amados, y tan queridos. Aquí están Padre, los que me
diste. Pero son en Mí Padre, alégrate, que todas estas almas están en Mí. Oh
Padre venimos ante Ti, Yo te los hago ver. Mira que hermosos son, te los hago
ver en Mí mismo. Mírales en cada uno mi rostro, mírales Padre, como hijos de la
luz que son. Padre, ellos han decidido dejar todo y seguirme, y están muy
contentos. Padre, ellos han sido instruidos, ya no están en la ignorancia. Saben que si por cañadas oscuras pasan, nada
les harán todos aquellos que los acercan día y noche. Oh Padre, mira mis hijos,
que hermosos son. Mira se parecen a Ti
Padre, porque Yo soy tu Hijo y todos ellos son tus hijos. Bendícelos Padre,
mira que hermosos son, aquí están todos esos espíritus que están llenos de luz.
Porque el Espíritu Santo que nosotros les hemos dado, como una ofrenda de amor,
está en ellos.
Alégrense, porque en Mí, son en
mi Padre. Y mi Padre se alegra y dice. Oh Hijo que hermosos son, están
trabajando, y trabajan en Ti, y Tú en ellos. Mira a cuantas almas están
trayendo. El mensaje que nosotros os les damos, ellos mismos lo están llevando a muchos. Somos en
ellos, y por su medio, al llevar este mensaje, ya son portadores de voz. Porque
muchos van hablar de nuestro mensaje, que es un mensaje de amor, de conversión,
y de vida.
Ustedes que dicen. > Señor porque yo sufro tanto. Mira tantos
que se portan mal, y están gordos y chapeteados. Mira que casas tan hermosas
tienen y yo Señor, que he decidido seguirte. Mira Señor, hasta enfermo. Mira cuanta necesidad tengo, mira tanto que
deseo y no lo tengo. > Hijo amado,
Yo te sonrío. No entiendes que todo lo que te está pasando, te hace un Cristo
vivo aquí en la tierra. No sabes que esa enfermedad, quizá esa necesidad, o eso
que tanto deseas. En Mí, es una ofrenda de amor. Yo no vine hacerles una
ofrenda aquí en este mundo, ni que ustedes sean grandes, de que tengan en abundancia, o una casa
hermosa. No hijos amados, Yo fui y soy humilde. Yo soy Dios, y vine a traerles
mi Reino y me anonadé por ustedes. Me hice esclavo, nací en un pesebre, estando
todos en fiesta. En una alegría grande,
mi Madre y mi Padre humildes, con su niño, envolviéndolo en pañales. Ese niño
fue creciendo en el amor con esos padres, carpintero mi Padre, y mi Madre una
doncella muy hermosa, y hacendosa. Siempre tejiendo, y haciendo a mi Padre
José, sus túnicas, le hacía sus capas. Siempre preparando los alimentos, con un
amor, y cantándole a Yahvé mi Padre. Todo el tiempo le cantaba, tarareaba, y
levantaba sus manos, mientras ella cocinaba. Y siempre le decía. > Padre que hermoso eres, me deleito, y se
goza el alma mía en Ti. Eres mi amor, mi Dios y
mi Padre. Y os Tú, me has dado a tu Hijo. Oh Padre, aquí está tu sierva,
la última de todas. Padre mira, me das tanto en esta pobreza, y me das tanta alegría, que mira me das el regalo de ofrecerte un
sacrificio. Un sacrificio de amor, en el cual yo quiero serte grata. > Mi madre amada también enfermaba, igual
que todos ustedes y decía. > Oh
Padre, gracias por esta enfermedad.
Porque se que tu le vas a dar salud a muchos. Porque yo te ofrezco mi
enfermedad y mi dolor, aquí está. Oh Padre, si tu quieres dale salud a muchos.
Oh Padre, muchos están enfermos de su espíritu, dales salud. > Y
mi Padre todo el tiempo se embelezaba contemplando a su niña, y la abrazaba, la
besaba y decía. Hija si Tú supieras la
grandeza que Yo te he dado, por ser tan humilde. Por darme gloria, alabanza y
adoración en todo momento de tu vida. Aún en esos momentos que tu tienes
sufrimiento, y humillación. Das la gloria y la alabanza.
Les digo esto para que tomen
ejemplo de María, mi Madre tan amada, la Purísima, la Santísima, y la elegida. Pero saben que hoy todos
son elegidos. Y la pureza, Yo el Señor se las he venido a dar, y purísimos los
quiero en Mí. Si les digo esto es por lo que ustedes piensan. > Por qué yo Señor. Por qué yo no estoy
en una casa hermosa, y reluciente. >
Yo les amo y quiero que estén conformes en mi Divina voluntad, siempre. Ganando su pan con el sudor de su
frente, y digan como María, mi Hija muy amada.
> Bendito sea el trabajo, Oh Señor que le das a mi esposo amado José.
Mira Señor es arduo, sus manitas se encallecieron Señor. Pero mira Tú le das
ese trabajo, gracias Padre. > Y
elevaba sus manos saltando, y bailando para su Señor, tarareando decía. > Gracias por el trabajo, por el sudor de
mi esposo. Mira está ganando el pan, y el pan es sagrado. Porque Tú nos lo
estás dando y por medio de este hijo tuyo, que Tu creaste para darnos el pan.
El que a tu Hijo que Tu Señor quisiste que Yo fuera su Madre, bendito
seas. Mi hijito tuvo frío.
Soy vuestra Madre María
Santísima, y tuvo mucho frío mi niño. Todos estábamos llenos de alegría, pero
Yo sentía mi corazoncito partido por la mitad. Traspasado de dolor, mi niño
tiene frío, José. Cubramos a nuestro niño, quítate tu capa rápido, que Yo ya me
quiete el manto. Pero hace un frío, es el Hijo de Dios, y tiene frío. Rápido
vienen los pastores, esos pastorcitos se postraron de rodillas, con sus bocas
besando el piso. Aquí ha nacido un Niño Santo, decían aquellos animalitos, creados por Dios. Se
acercaban y daban calor a mi niño, y mi niño en ese momento les sonrió. Tanto a
los animalitos como a los pastores. Y nosotros embelezados, José y Yo María Santísima,
sonreímos con nuestro niño. Ya se calentó nuestro niño, ya sonríe, le daré de
comer. El Altísimo me ha dado leche para su niño, que grande eres Señor. Yo te
adoro, por la lechita que tu creaste para tu niño. Oh Padre amado, Quien soy
yo. Soy tu pobre sierva y te has dignado darme leche para tu niño. > Y se postraba, tan humilde se postraba a los pies de su
Señor. Dándole gloria y alabanza por la
leche que tenía para su niño. Si les
digo esto, es para que ustedes que son sus hijos, hagan lo que vuestra Madre.
Pues ella está siempre con ustedes y se alegra tanto. La que ha recibido todo
el poder, la que fue la Madre
de Dios, quien con tanta alegría les recibió a cada uno de ustedes. Porque
Cristo Jesús, cada día está en una ofrenda de amor, para todos ustedes, y dice.
Madre aquí esta mi amor, cada uno. Y María Santísima le dice. > Os Hijo, es tu amor y es mi amor. Porque
es el mismo amor y ellos te aman con tu amor. Hijo cuanto deseo que todos
seamos un mismo amor. Tu amor en mi amor y somos un mismo amor. Mira ellos te
aman y te aman con el amor mismo que eres Tú. Fuera de Ti no hay amor, mira,
ellos son en Ti. Hijo amado tan querido, ahora que estás en el Reino de los
Cielos, Yo te abrazo. Y tengo la alegría de abrazarte y abrazar a cada uno de
mis hijos en Ti, como Cuerpo Místico de Cristo.
Les beso, les traigo a mi regazo,
son mis niños, mis Jesusitos. Quizá digan, yo tengo tantos años. Pero
son mis chiquitos, y les digo que quizá su carnita se arrugue, y sus cabellitos
se pinten de blanco. Pero les digo, que será por un tiempo nada más, porque muy
pronto serán separados el espíritu, del cuerpo, y ascenderán en mi Hijo muy
amado. Y saben que el Espíritu está joven y que no envejece. Y el mismo
espíritu que reciben cuando pequeñitos,
ese espíritu os lo cuidan, es un tesoro que Dios les da. Saben que sus cuerpecitos pronto van a ser
renovados. Sí, hijos amados, todo aquel que ha nacido, todo morirá según la carne. Morirá para tener después un cuerpo nuevo, un
cuerpo joven, y un cuerpo resucitado. Como resucito el Cuerpo Santísimo de mi
Hijo muy amado, igualmente van a tener esa resurrección. Pero es una
resurrección divina, ya no van a vestir, y ya no van a comer. Pero allá estarán
tan felices, en unos banquetes divinos. Para ustedes sería incomprensible, no
entenderían que es el Reino de los Cielos, pero está muy próximo ese tiempo, en
el que ustedes vendrán. Y Yo llena de alegría,
los voy a entregar, como Jesusitos chiquitos. Así dirá el Padre. > Que hermosos son tus hijos María. Mira, son en mi Hijo y Yo solamente veo a mi
Hijo en cada uno de mis muy amados.
> Alégrense, el tiempo está
muy próximo, pero también les digo que es lo que ofrecen cada día a mi Padre. A
vuestro Padre, nuestro Padre tan amado.
Mi Hijo muy amado Cristo Jesús, en su Divina voluntad, quiso hacerles saber. Yo
María Santísima, en adoración, en alabanza y en acción de gracias a mi Señor.
En todo momento, dándole la gloria y la alabanza. Aún por uno de mis cabellos,
y de mis pestañas, todo lo contemplaba como una maravilla, como un regalo de
Dios. Una obra hecha de Dios vivo. Estaré en adoración a mi Padre, que es
vuestro Padre. Aquellos que son perversos, el espíritu se hace perverso. Y
después de esta vida, van a ser como fueron aquí, los malvados irán al lugar de
castigo. Más los que escuchan la voz y la ponen en práctica, y dicen yo quiero
ser como Cristo. Como se los dijo al principio mi Dios y mi Señor, el Dios de
ustedes, mi Hijo amado. Les ha hecho saber en la vida Divina que os su Madre,
en su Hijo Divino, quien me dio su Divinidad.
Yo vivía de su Divinidad y Él tomó mi cuerpo, haciéndose hombre, por
gracia y obra suya misma. Yo les amo benditos sean todos. Soy vuestra Madre
María Santísima.
> Soy vuestro Dios Jesús, benditos todos.
Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, les
bendigo a todos, soy Espíritu Santo, soy Dios Padre Yahvé. Benditos sean
los que se alegran y se embelezan, en saber de vuestra Madre. Lo virtuosa, y
Santísima. Benditos sean los que escuchan, los
Mandatos que Yo les he dejado, la Ley Divina. Y en esta Ley Divina, vivirán en una
santidad. Y os vivirán en santidad después de esta vida, en un tiempo eterno.
En el cual no tendrán tiempo, el tiempo no se mide. El tiempo es eterno en el
Reino de los Cielos, y muy pronto vendrán. Esfuércense, para Qué lugar van a
ocupar. Digan, Estaré entre los campeones, me esforzaré. O me quedaré ocupando
el último lugar, mediten hijos amados.
Esto que Yo les permito saber de
mis ángeles. Estos ángeles descienden, y ascienden en todo momento. Ellos vienen con ustedes, como sus hermanos
que son, sus protectores, defensores, e intercesores. Pues ellos os aman, no
con el amor como ustedes, ellos os aman
con el amor Divino de su Señor. Ellos aman mucho y estos ángeles del Señor,
están siempre en mi Divina voluntad. Les
digo, hay muchos que llaman ángeles, ángeles que os les dicen el futuro, y que
dicen les van a curar. Hay ángeles
caídos también y se cuentan en millares, por todas partes. Tengan cuidado, hay
lugares donde son antesalas del infierno. Tengan cuidado, allí descienden
ángeles pestilentes, oscuros, y malvados que buscan el que vayan. Para ellos
entrar, y hacer su obra mala, así desviándoles del camino. Os les digo, mis
ángeles, y mis santos, y toda mi Corte Celestial están siempre llenos de
alegría. Y también intercediendo por todos ustedes, mi Iglesia Militante, y
dicen.
> Oh Señor misericordia,
misericordia. Por todos aquellos que te ofenden, misericordia Señor.
Misericordia, perdón por todos los que te agravían perdón Señor. Perdón por
todos los que profanan el templo vivo que Tú creaste. El que está crismado, el
cuerpo de los hombres. Perdón y misericordia, piedad para todo el pueblo tuyo,
perdón Señor, perdón. > Hijos todos acá están intercediendo, todos ellos
son amor y son misericordia. Porque todos están ya en una unificación con su Señor. Ustedes tienen la alegría de recibir a Dios
vivo en ustedes, y me quedo en ustedes. La presencia de quien tanto les ama
permanece en ustedes. Si dicen amarme, quiero que en verdad me tengan en
ustedes, con un corazón sencillo, y afable. Siempre alegres de que Dios está en
ustedes. El Dios que es vida, les da vida. Si no estoy en ustedes, No van a
tener vida. Fuera de Mí, no hay vida, estén todos en comunión en su Señor, y su Señor con ustedes. Este
grupo de oración Yo quise que se llamará, Jesús Eucaristía. Y cuando deseo que
mi pueblo muy amado, formen un solo
Cuerpo, el Cuerpo Místico de Cristo. Y todos, como Sagrarios vivos de Dios, en
todos esté un mismo Espíritu, el Espíritu Santo. Busquen siempre el ser como Cristo, y Yo Dios
mismo soy servidor de mis hijos. Pues vine a servirles y estoy con ustedes, y
Yo mismo en ustedes, me hago servidor suyo. Y os en ustedes a los demás, por
eso es la santidad, el que ustedes en Cristo son servidores. Pues están
sirviendo en el mismo Jesús, y Cristo en ustedes mismos se hace servidor de sus
hermanos.
Desciendo a mis muy amados, Yo
desciendo para que quieran quedarse en Mí. Desciendo para que ustedes me
entreguen la oscuridad que haya en ustedes. Porque Yo quiero que renuncien a
todo aquello que es apego en ustedes. Lo que hasta hoy ha sido su Dios para
ustedes, aún su misma persona. Cuando es
prioridad ya están haciendo de su persona, y no deben de dar prioridad a nada
ni a nadie, solamente a vuestro Dios. Y todo lo que hicieran en su persona, en
su familia, y para su familia, todo digan.
> Señor, es para ti, os atiendo mi esposa. Pero en ella que estoy
atendiendo, Yo Señor te atiendo a Ti. Y os quiero Señor que en la persona de mi
esposa Tú recibas las atenciones como una ofrenda de amor, en lo que Yo estoy
haciendo, por cada uno de mis hijos. Que
siempre sea una ofrenda. Me baño Señor,
y yo en tu Divina persona, quiero ofrecerte este baño de amor. Sí Señor, te
alabo y te bendigo por el agua que Tú me das para bañarme. Bendito seas, yo te
adoro, recibe la ofrenda de mi baño. Peino mis cabellos, sabes que esta ofrenda de amor y quiero que
Tú mi Señor amado, en mí, hagas como que te estoy peinando a Ti. Y peino con
amor los cabellos que Tú me has dado, en tu amor. Porque por amor yo peino mi
cabeza que yo se que Tú, mi Señor estás
en Mí. Recibe Oh Señor esta ofrenda.
> Ofrenden. María Santísima ofrendaba cada cosa, y en todo momento
era una ofrenda de amor, para su Padre. Y su Padre se embelezaba. No hagan de cosa alguna prioridad, no hagan
de cosa alguna su Dios. Porque podrían hacer de cada cosa un ídolo. Yo les
digo, benditos hijos, Yo el Señor les amo a todos. Ustedes son únicos para Mí,
les beso y les traigo a mi regazo. Todos son mis hijos, hoy les digo a cada
uno. Todo tuyo, soy tu Dios Yahvé, mi Espíritu en Ti.
No los quiero dispersos, muy
pronto dejaran este mundo. Yo quiero que asciendan en Mí, y que mi Madre muy
amada con gran orgullo, diga. Aquí están mis hijos. Y también les digo, mi
Madre es una Madre de amor. Que al ver
sus lágrimas implorando, e intercediendo por ustedes diciendo. > Sálvalo
Hijo, sálvalo, mira mis lágrimas. Hijo me darás este dolor, toma mi
dolor. Yo no quiero que mi hijo se pierda.
> Yo a mi Madre, no le niego nada de lo que me pide. Yo permito que
ella entre, con las almas, y esas almas
que dicen. > Madre mía protégeme, y
ayúdame. Intercede por mí, dile a tu
Hijo amado Jesús, que si yo os ofendí
tanto, Me perdone. Dile que estoy arrepentido, os habla Madre mía. > Y os María Santísima, llena de alegría
dice. > Hijo Tú lo escuchaste todo,
el aún no te está viendo. Está en un
lecho de muerte, pronto se va a separar su espíritu del cuerpo. Hijo, por favor
tómalo en Ti. No vayas a dejar que mi hijo se pierda. Acuérdate que Tú ya lo
redimiste, y Tú lo has dicho. Si hizo algo, no sabía lo que hacía. > Mi Madre siempre se sale con la suya,
siempre me gana toda esa gracia para mis hijos.
Mi Madre es vuestra Madre, y Yo veo a mi Madre sufrir por sus hijos, y
Yo accedo a lo que mi Madre me pide, porque le amo y les amo.
El amor les va haciendo crecer en
santidad, y el amor les hace desear siempre, y tener hambre de las cosas sagradas. Estén siempre en el amor, porque el
mismo amor les da hambre y sed de Mí, que soy el Amor, Jesús.
Mi Dulcísimo Corazón es morada
vuestra, vengan todos, sumérjanse en mi amor. Vengan y os de mi amor vivan, reciban esa llama de amor
que solamente de Cristo les viene, el Espíritu Santo. Yo doy a mis hijos mi
Espíritu, una donación de amor. Es el Don de amor del Padre y del Hijo.
Alégrate Iglesia Santa, y peregrina, alégrate en tu Señor Jesús, y alégrate de
que Tú peregrines en el Dios vivo. Quien se queda con ustedes como pan de todos
ustedes, peregrinos son. Y Yo soy pan del peregrino, pan del muy amado. Y Soy
bebida de vida. Yo doy de beber, para que en Mí, y Yo en ustedes. Es este peregrinar, siempre
en el pan, en el cual Yo soy todo, con mi Cuerpo, mi Sangre, mi Alma y mi
Divinidad en ustedes.
Mírame en ti mismo, Yo estoy en
comunión contigo. Estamos en común unión, Yo en ti y tu en Mí. Acuérdate que Yo
te dije que mi Padre te llama, os mi Jesucito. Y mi Madre te llama, mi
Jesucito. Porque mi Padre me ve en ti, mi Madre me ve en ti. Mi Madre siempre
les contempla y ve a su Jesús, a su niño. Así pues, ámense todos como Cristos
vivos. ámense todos viéndome a Mí, los unos a los otros, aún en que para
ustedes es insignificante, y aún en aquel que ven en la calle sucio. Para
muchos hasta repugnante, quiero que ustedes digan, allí va mi Jesús. Y que
harán con su Jesús. Le voltearán la
cara, les digo mediten.
Les doy
una abundancia divina, y esa abundancia que les doy, es la palabra. Es el
conocimiento entre la verdad y la mentira, y les he hecho conocer las
intenciones del malvado satanás. Y también les he hecho conocer mi amor y mi
misericordia, y les he hecho saber que Yo me doy, y quiero ser en ustedes una
ofrenda. Siempre quiero que me reciban como esa ofrenda de amor. Quiero ser en
ti, llévame en ti, para que tu Dios de
vida, te de vida. Quiero ser en ti, déjame
quedarme en ti. Aunque tu me ames con tu amor tan pequeño, dame tu amor
tan pequeño, para que Yo te de mi amor infinito, todo amor es vida.
Tomo de mi Madre tan querida toda
ofrenda. En verdad, si a ustedes se les olvida ofrecerme uno solo de sus
respiros, a mi Madre Santísima no se le olvida. Y me está ofreciendo cada
respiro, cada paso, cada mirada, cada
obra, cada movimiento de sus cabellos, y cada latido de su corazón. Misma mi
Madre me ofrece su cansancio, su
trabajo, y su oración. Mi Madre muy amada, me da su ofrenda amor, cuando
ustedes me reciben en el Sacramento de la Santa Comunión.
Todo es ofrecido y nada queda sin mérito. Mi Madre amada entrega a sus hijos
cada día, y dice. > Hijo aquí está la ofrenda de amor, ellos me han pedido
ofrecerte todas sus obras. Toda ofrenda
ellos me la han pedido, son mis hijos, y Yo como su Madre, quiero que ellos
crezcan en santidad, y en amor, y llenos de gracia Divina. Yo te ofrezco Hijo,
en el nombre de cada uno de mis hijos, en todo momento toda ofrenda. Y en el último día mirarán esas ofrendas que fueron tan
hermosas, y gratas para Dios. Porque ninguna quedo sin mérito, todo mérito
recibió. Y ustedes en una ofrenda diaria, el Señor dice. > Madre, Tú me das diario como ofrenda de
amor, al que Yo te confié y Yo te digo. Oh Madre, mi corazón está abierto,
morada sea pues de este hijo, que te entregué en mi amantísimo corazón. Les
digo esto para que vayan creciendo cada día en virtud, en santidad, y en obras
en Cristo Jesús. En este Jesús que tanto les ama y que ustedes me ofrecen todo,
por medio de mi Madre amada. Benditos sean por la fe que os tienen. Yo les doy esta fe que
ustedes no comprarían, ni recibirían de nada, ni de nadie. Es una ofrenda de
amor.
Digan como niños. > Oh Señor Jesús, en vuestro nombre, yo
levanto este rosario. Pero como Tú eres en mí,
yo lo levanto con tu misma mano. Tú en mi y yo en Ti. Oh Señor, con mi
Madre amada, quiero Señor Dios Todopoderoso, que este rosario quede enlazado,
en el santo rosario de mi Madre tan querida, vuestra Madre. La que te llevo en
su vientre Santísimo, durante esos nueve meses. Señor Dios Todopoderoso, nos
has hecho hijos suyos, pues Oh Señor Dios, queremos que siempre el rosario de
nuestra Madre, en tu Divino querer, por el amor y misericordia que os tienes a vuestra Madre Santísima, y a
nosotros, nos concedas que el rosario de
María Santísima, nuestra Madre, esté siempre enlazado en este rosario. En el
cual es visible, pero el rosario de María Santísima para nosotros es invisible
en este momento, pues sea visible siempre Señor, como luz que es. Señor Dios
para que os disipe las tinieblas en mi hogar. > Y en mí llevándolo con
devoción y con fe, y rezando con amor el santo rosario. Y así rezando el
rosario, con mi familia, dándole así la
gloria, la alabanza y la adoración. En nuestra Madre Santísima, al Padre, al
Hijo y al Espíritu Santo en cada meditación. En cada adoración, y en cada
misterio del santo rosario de cada día. Desde el anuncio del arcángel, hasta el
momento en que el Señor Dios Todopoderoso fue entregado a María Santísima en
sus brazos, bajado de la cruz. Así pues hijos
con fe pidan y reciban.
Mis santos se alegran, es la
comunión de los Santos. Se alegran en su Señor, y os vienen y os dicen. > Señor bendito seas, mira que alegría, un
día nosotros fuimos peregrinos. Oh Señor, Tú también fuiste peregrino, como
Dios y hombre, Señor. Pero tu llegaste en el peregrinar por amor a todos con
una cruz, y redimiste a todos. Mira Señor
redimida yo, alcancé la corona de la santidad dada de Ti, para mi. Por
el amor que nos tienes, ahora aquí están mis hermanos, esperando esa corona.
Esa corona de santidad, todos ustedes hermanos, busquen siempre ser santos.
Como aquel que se esfuerza tanto por llegar a ser grande, esfuércense por
llegar a ser grandes en la grandeza de Cristo, en el Reino de los Cielos,
intercedo por ustedes, soy vuestra
hermana Rosa de Lima. La que me hizo santa el Santo de los Santos,
Jesús.
> El precio que Yo pague por
ustedes, es un precio de amor. La
redención para ustedes, ganado está el Reino. Allí está la puerta, benditos
sean todos que en Cristo, buscan siempre dar la gloria y la alabanza, al Dios
vivo y verdadero. Quien los redimió.
San José Sánchez del Río aquí está, él sufrió por
amor, y os por amor Yo el Señor, le doy tanto mérito. Al que por amor a su
Señor, derrama su sangre, que en verdad les digo, que quedo esa sangre. Y esa
sangre en Cristo mismo, es un semillero de santos. Porque Yo soy Dios y soy
bueno.
Les doy mi amantísimo corazón, en
el corazón de María mi Madre, está mi corazón. Y Yo tomo el corazón de mi Madre
amada para entregárselos con amor. Tienen una Madre y un Padre, Cristo es
vuestro Dios y Señor, vuestro hermano, y amigo, y también vuestro Dios
Redentor.
Les amo.
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