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Si ustedes supieran cuanto deseo
este encuentro con ustedes. Cuanto deseo que ustedes sean santos, y que sean en
mi Hijo tan querido. Si supieran cuanto
me alegro cuando son en mi Hijo y están a salvo en mi Hijo. Y os dicen, bendito
sea el Señor Dios, que me ha dado la vida, y me ha redimido. Estoy aquí con
ustedes, es un encuentro con Dios vivo, con Dios verdadero. Muchos de ustedes solamente dicen. Señor,
venimos a visitarte. Pero este es un encuentro con Dios, y muchos de mis hijos
dicen que no tienen tiempo, y vendran después. Otros quisieran estar recibiendo
el mensaje de amor que ustedes reciben. Yo Dios Todopoderoso he formado este
grupo de Oración, y que pocos son los
que en verdad tienen fe, y los que me abren su corazón. En verdad les digo que
algunos vienen solo a ver que reciben
del Señor. Ciertamente, reciben
de Mí, pero muchos se han hecho como los nueve
que fueron sanados, y nunca volvieron. Y solamente uno, el uno de
todos, y os a veces ni al uno llega.
Muchos de mis hijos están por recibir,
pero no por dar, y es tiempo de que den.
Pero que pocos son los que dan, y se
vienen a entregar a Mi, a que los tome y haga mi obra en muchos. Yo quiero que como hijos de la luz, como
lámparas encendidas, vayan y lleven la luz. Qué está pasando. El tiempo se esta acabando, el día de ayer ya
pasó, y el día de hoy inicia, estamos
aquí hijos, la batalla es cruenta ciertamente. Pero en esa batalla estoy
Yo con ustedes, y os en verdad les digo que en Mí, vencen. No tengan duda. Si
tienen duda es porque no conocen a Dios, y no conocen la palabra de Dios, no
saben de Mí aún. Piensen, les llamo por
la mañana, por la tarde, y al amanecer, a todas horas del día Yo les estoy
haciendo el llamado. Les hablo por medio de su conciencia, en su interior, y en su pensamiento, pero
muchos dicen, luego voy. Están los
Sacramentos, y que pocos son los que están aprovechando en verdad los Sagrados
Sacramentos. Hay muchos de mis hijos que no están bautizados, y no hay quien
vaya y les ayude, quien lleve la Buena Nueva. Es de que hagan como el que vende,
hasta lleven un equipo de sonido y vayan por las calles anunciando la Buena Nueva. Pero les
da pena, les da vergüenza, tomen del dinero que tienen para evangelizar. Yo
les renumeraré todo, al mil por uno, pero muy pocos son los que están
trabajando y Yo quiero que trabajen. Ustedes como amas de casa, obreros,
profesionistas, y laicos comprometidos a Dios, deben de estar como sacerdotes
en Cristo. Son sacerdotes comunes ciertamente, pero son la Iglesia de Dios, el Cuerpo
Místico de Cristo. No se enfaden por mi mensaje, quiero que trabajen pero Qué
están haciendo. Si Yo te llamara en un
momento, tú me dirías que estabas
trabajando para Mi. Y Yo te diré, entra hijo amado, bienaventurado tú, que te
encontré trabajando.
Muchos de mis hijos son llamados,
pero que pocos son los que responden. Dichosos aquellos que enfermos me ofrecen su enfermedad, dolor
y sufrimiento. Que confian en que les dare un mérito grande, y que le dare co
redención.
No se queden callados, si por causa
de su Señor Dios, del Evangelio, o de mi Madre Santísima, ustedes mueren, en
ese momento reciben bautismo de sangre. Y en ese momento entran gloriosos al
Reino, no pasan por el Purgatorio, sino que son Bienaventurados. Y mi Padre
viene al encuentro y los abraza, y los lleva hasta su Trono. Y los sienta en su
Trono como hijos de Dios. No callen pues, es tiempo de mártires, es tiempo de
martirio, y bendito martirio en Cristo y en María Santísima. Ustedes no mueren sino que tienen vida, en
Cristo y en María no mueren. Porque Yo
mismo se los entregue a mi Madre tan querida, en mi Madre amada no mueren. Y si
por María Santísima mueren, ustedes entran al Reino de los Cielos. Es mi
Madre y se le ha concedido a ella todo poder, ella es en Mí y Yo en
ella. Y mi Cuerpo Santísimo, lo tomé de mi Madre tan querida. Este Cuerpo
Santísimo con que Yo los redimí, y con que Yo mismo los resucito, porque mi
Cuerpo fue resucitado, mi Espíritu nunca murió. Solamente fue mi Cuerpo y
muchos dicen que descendí a los infiernos,
mi Cuerpo Santísimo, estuvo sepultado y mi Cuerpo Santísimo fue
escarnecido. Mi Carne, y mi sangre penetró en la tierra. Mi carne fue exprimida
y los enemigos aullaron, esto es, Yo estuve por tres días en el sepulcro, y mi
sangre Preciosa penetro en la tierra, y a los tres días resucité. Mi Sangre
Preciosa fue extraída de la tierra,
aunque purificada fue. Mi carne Sagrada no quedo para los lobos. Mi
Carne Sagrada fue tomada y traída por los mismos ángeles, y fue llevada al
mismo Sepulcro. Yo resucité, resucitó mi Cuerpo, pero mi Espíritu y como Dios
eterno, YO NO MORÍ. Porque Dios nunca ha muerto y nunca morirá. Yo no tengo
principio ni tengo fin, soy Alfa y Omega.
Mi cuerpo ciertamente murió como
carne que era, como todos ustedes mueren también según la carne, pero el
Espíritu no muere. El Espíritu está vivo y os les digo, va al lugar que ustedes quieren darle. Yo ya
les redimí, ya tienen vida. Si les digo que trabajen, es para que entren como
hijos de Dios gloriosos. Ustedes que trabajaron para el Reino, en el mismo Cristo, Yo hago mi obra por medio
de ustedes, y traigo almas por medio de ustedes. Esto es trabajar para el
Reino, traer almas, que entren al Reino, y ustedes son llamados. Aún aquellos
los cuales quieren ser mis testigos, y muchos no están en gracia de Dios, pero
son creados a imagen y semejanza de Dios, y aún por medio de ellos, Yo puedo
traer almas. Pero pobrecitos hijos míos,
tendrán que ir al Purgatorio mucho tiempo, porque mis hijos, aún muchos
bautizados que están trabajando para el Reino,
se están dejando llevar por ellos
mismos. Pero a nadie le toca juzgar y decir, se van a condenar. Yo soy un
Padre, un Padre de amor y Misericordia, y ustedes cristianos católicos,
apostólicos, y romanos, y son
miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Ustedes son los hijos que están en la Casa del Padre y muchos
aunque son hijos también, son hijos pródigos. Os el hijo que estaba con su
Padre, se molesto tanto, porque el Padre enamorado de su hijo, hizo una gran fiesta cuando regresó. Y el Padre mismo
lo miró que ya venía y salió a su encuentro, y el hijo arrepentido se postro a
los pies, Padre ya no soy digno de que me llames hijo, no soy digno de llamarte
Padre, pero vengo arrepentido, tómame como uno más de tus criados. Esta
humillación, al Padre lo llenó de ternura, de amor, y de compasión y lo
revistió de gracia divina, lo tomó en sus brazos y lo llevo a Él, y una gran fiesta preparó para él. Esta es la entrada triunfal al Reino de todos
aquellos que se arrepienten, y estuvieron en pecado tantos años, cometíeron los pecados más abominables, pero
aquí estan. Muchos dicen que aquel gran
pecador, no tiene algo bueno. Pero Yo les digo, aquel pecador arrepentido, recibe
de Mí, y Yo le doy en abundancia. Porque es mi hijo al igual que ustedes, él
regreso a la casa Paterna. Les hablo a
todos ustedes que tienen hijos, y andan desviados del camino. Y porque no me los entregas. Déjamelos, soy
su Padre y Yo los amo más que tu, y me duelen más que a ti. Si tu me los
entregas no van a morir, porque Yo te he dado poder a ti para que aún decidas
por tus hijos como madre y padre, y si tu quieres entregármelos, Yo los recibo. Y si ves que en aquellos hijos no hay
conversión, acuérdate que tu ya me los
entregaste, y si Yo los quiero llamar por medio de una enfermedad,
acuérdate que Yo quiero una purificación, y una sanidad dentro de él. Si aquel
hijo tuyo ha muerto según la carne, acuérdate que tu me lo entregaste y que estuviste en oración por él,
ofreciéndome tu ayuno por su conversión.
Yo le dí mérito a tanto sacrificio de una madre por su hijo, o por sus
hijos. éstos hijos son míos, Yo te los confié y tu me los has entregado y Yo
los he recibido, y no murieron. Muchos
de mis hijos se han suicidado y es un pecado gravísimo, el cual es mortal. Pero Yo soy un Dios de
amor y misericordia y tu me los entregaste. Yo en el último momento le digo,
hijo arrepiéntete de todo corazón de tu pecado. Arrepiéntete, aún en el último
aliento de vida, Yo estoy en ese momento
pidiéndole, y por tu gran sacrificio él me ve y se arroja a mis brazos
arrepentido, lloroso y dice no supe lo que hacía. Se humilla y me dice perdóname, si en verdad
me redimiste, sálvame, yo estaba ciego y no supe lo que hacía. Este hijo no muere, ciertamente va al Purgatorio, pero no muere. Y el Purgatorio es la antesala del Reino de los Cielos. Es muy importante
que ustedes me entreguen a sus hijos, aún los esposos unidos el uno al
otro, en el Sagrado Sacramento del
matrimonio. Entréguense el uno al otro cada
día a Dios, entreguenme a su esposa pidanme que no se pierda, que la
redimí, que la sálve, y conviérta. Lo
mismo has con tu esposo, ora, y entrégamelo cada día. Porque Yo los he unido en
Mí, como un solo cuerpo y los he tomado en mi mismo Cuerpo Santísimo.
Yo quiero que ustedes tengan fe y
se entreguen a Dios. Cuanto me gusta que
los esposos oren juntos, y si ora la familia unida, cuanta alegría en ver esos
hijos, y esos esposos orando, y rezando el santo rosario. Yendo a confesarse,
recibiendo a Dios, es una familia en camino de santidad. Yo les digo, soy el
camino y soy el Santo, y van todos en Mí, soy vuestro Jesús.
Muchos de mis hijos escuchan,
pero no entra la palabra en ellos, y se retiran. Oren por ellos, soy vuestro
Dios Cristo Jesús.
Este es un grupo de Oración el
cual quiero Yo manifestarme por medio de todos ustedes, como caritativos,
misericordiosos, y compasivos. La palabra se extiende, Yo vengo a quedarme en
ustedes, a hacerlos míos, y a extender el reino, hacer conocer a su Señor, y
hacerles saber quien les ama. Hay muchos que están muertos, llevemos vida,
ustedes son el medio, y Yo hago mi obra.
Yo soy Dios quien doy la
invitación a cada uno de ustedes, y esta invitación esta sellada, os dentro
está Jesús. Yo el Señor de la Divina Misericordia y María Santísima, la Señora de la Divina Misericordia, les hacemos en nuestros corazones esa
invitación a cada uno de ustedes, les amamos Jesús, y María, los Señores de la Divina Misericordia.
Aquí está mi rosario, te lo vengo
a ofrecer y a entregar. Recíbelo mi Señor, por los ruegos de María Santísima,
os recíbelos Señor en Ti, como una ofrenda te lo traigo a Ti ahora, y enlazado
quiero que quede Señor. Permítelo te lo rogamos por intercesión de nuestra
Madre María, y este rosario te lo queremos ofrendar, cada día de nuestra vida,
rezando cada cuentita, cada Ave María, y cada Padre nuestro, que sea una
ofrenda hermosa en Ti, por Ti, y para
Ti. Con nuestra Madre María Santísima, y os
recibas Señor Dios Todopoderoso la ofrenda de cada día, en Ti Señor,
dándole el mérito que Tu quieras darle, te amamos Jesús, te amamos Madre mía, y os en Cristo Oh Padre
Celestial, en Ti queremos ser y el Espíritu Santo que nos has dado, como una
ofrenda de amor permanezca en nosotros. Os Espíritu Santo que tu os recibimos
en el Sagrado Sacramento de nuestro bautismo, quede hoy y para siempre y que no
seamos motivo de ofensa, y de tristeza. Y antes bien, seamos alegría para Ti,
danos este regalo, te lo pedimos.
Soy Jesús quien se los pido, recen el Santo
Rosario, oren hijos amados y vivan santamente. Vivan una vida Sacramental, de caridad, amor y misericordia. Nunca
desacato, siempre estén en obediencia. Amen y lleven en ustedes grabados, los
Santos Mandamientos de Dios.
Que vuestra oración sea de amor,
e intercesión. Ofrecer al Padre Celestial en Cristo Jesús, benditos hijos que
todos permanecen en el Espíritu Santo como Iglesia Santa de Dios.
Todos ustedes son en mi Madre tan
amada, y Yo siendo cuerpo de mi Madre
Santísima, ya ustedes forman también el Cuerpo Santo de mi Madre amada. Por eso
todos son mis hijos, mis hermanos, mi madre, y mis amigos. Todos ustedes son en Mí, y Yo les amo
mucho.
Quiero que se queden en mis
llagas Preciosas, quiero que ustedes lo
quieran. Quédense en Mí y ustedes en Mí tienen vida, no vida como la que tienen
aquí, sino vida en el Espíritu, y vida eterna. Sus cuerpos van a ser
resucitados, porque el mío resucitó. Yo
tomé el cuerpo de mi Madre amada y mi Madre amada, como todos ustedes tuvo un
cuerpo, y del Cuerpo de mi Madre tomé mi Cuerpo. Y todos ustedes como herencia
reciben resurrección también, porque Yo tomé de la misma carne, del mismo barro
con que ustedes fueron creados. Pero ahora mi Madre Santísima, porque ella
quedó en Mí y Yo en ella, y somos un mismo Cuerpo y ella es un mismo Espíritu.
Y os en Mí, también es una misma Divinidad y ustedes en Mí, sean Cristos vivos.
Cristo aquí en la tierra, por eso Yo quiero manifestarme por medio de todos
ustedes, hacer crecer el Reino de los Cielos. Soy vuestro Jesús, benditos sean
ustedes que están adorando y meditando mi Sagrada pasión tan dolorosa, en el
rezo del Santo Rosario.
Amo tanto el esfuerzo que ustedes
hacen por Mí, y la dedicación que tienen
por las cosas de vuestro Dios. Y os amo tanto que ustedes amen a mi Madre Santísima.
Me laceran miles y miles de sufrimientos,
de dolor de mis huesos. Mi Sangre derramada por todo el camino, mi sangre
Preciosa vertida por amor a ustedes, veo que no fue en vano. Porque ustedes
vienen y me adoran. Cuánto les amo, están adorando mi Sangre Preciosa.
Entreguen a mi Madre las ofrendas
de cada día, háganlo siempre y no olviden que mi Madre Santísima estará orando
e intercediendo por cada uno de ustedes. Para que la ofrenda sea grata, y
hermosa para Dios, y Dios le de el mérito que quiere darle.
Quiero que en este tiempo de batalla,
aunque ustedes que están en comunión Sacramental con Cristo y en Cristo.
Cuantas veces lo deseen reciban esta comunión espiritual, orando y con mucha
fe, hagan esta oración de la comunión espiritual con Cristo y en Cristo.
Les amo.
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