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Bendito sea el pueblo de Dios que
se reúne en torno a su Señor. Pues Yo el Señor Dios, ya les estaba esperando.
Benditos mis hijos que vienen presurosos al encuentro de su Señor, vengan a mis
brazos, y descansen en Mí. Yo el Padre les bendigo, este Grupo de Oración, se
distingue por el santo temor que tienen a su Señor y Dios. Pues Yo mismo me he
dado a conocer, y ustedes me conocen. Y son templos vivos de Dios, y Yo quiero
estar en ustedes, quiero ser en ustedes, caminar en ustedes, y que ustedes
caminen en Mí.
Quiero que la familia de Dios, en
Cristo sea, y en Cristo se ame, soy Jesús. Hijo único y predilectísimo de mi
Madre Santísima, todos ustedes son hijos muy amados predilectos de María. Pero
María Santísima se complace tanto en abrazar a su Hijo, en cada uno de ustedes,
y a todos en Cristo Jesús. Os María Santísima se llena de alegría y de júbilo,
cuando ve a un pueblo unido, todo en el Cuerpo Místico de Cristo. Y viendo a
todo el pueblo en su Hijo tan amado, María Santísima se alegra tanto, y dice. > Bendito seas Hijo tan amado, que miras a
todos. Todos son Tú, y Tú eres en ellos. Yo veo a mis hijos y los veo en Ti, y
a Ti en ellos, son uno. Todos ellos en
Ti, alegrémonos Hijo tan amado, que les has
redimido por amor, en una entrega,
y ofrenda a cada uno de ellos. Y ellos te aceptan como su único Dios y
Señor. Dándote Tú como ofrenda de
amor, a cada uno de ellos, y
alimentándoles con tu Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Y ellos
están llenos de Ti, y Tú eres todo en ellos.
> Mi Madre muy amada se alegra grandemente, cuando se reúnen en el
nombre de Jesús Cristo, y de María.
Canten todos los coros de
ángeles, pues se han reunido los hijos de Dios, en torno a su Señor que ya
les espera, y que es en ellos. Así inician con los coros
de ángeles que cantan. Que grande es mi Señor, divino, y Todopoderoso.
Adoramos al Señor Dios único, y Dios de
todos los que han sido creados. Dios quien lo ha creado todo, y el Señor Dios
aquí con su pueblo. Adorémosle pueblo de Dios, alabémosle, y bendigámosle.
Porque Él es digno de toda adoración, y de toda alabanza. Digno de toda
postración, y de elevar cánticos y alabanzas. Y de exhalar todo lo que hay
dentro de ustedes para el Señor, como
una ofrenda de amor que es la misma
exhalación del amor, de la adoración, y de la entrega. Los mismos
cielos se alegran, y toda la Corte Celestial y
os dicen. Benditos sean todos, que en una ofrenda de amor, dejaron todo, y un
gran sacrificio ofrecen al Señor. Es motivo de alegría, de alabanza y adoración. Alégrense pues
todo el pueblo de Dios, y todos a
grandes voces proclamen que Jesucristo es el Señor. Así dan gloria y adoración,
al Padre y así el Espíritu Santo, se alegra grandemente. Pues Dios redentor es
adorado, y bendito sea todo el pueblo de Dios, que en Cristo Jesús, es Hijo
predilecto y muy amado de Yahvé el Señor. El Espíritu Santo viene, da
toquiditos y asoma, para ver cómo está el templo creado por Dios. Si está
limpio. El Espíritu Santo está siempre
con ustedes, pero quiere ser en ustedes. Solamente por el pecado mortal no
puede estar el Espíritu Santo, en el Templo vivo de Dios. Que son cada uno, y
es conveniente que se arrepientan de sus pecados, y den la gloria, la alabanza,
y adoración al Señor Dios que les ha redimido, Jesucristo. Es conveniente que
vivan una vida Sacramental, pues Cristo os Jesús, es el Señor Dios de los
Sacramentos. Él es los Sacramentos, y es la vida para todos ustedes. Dichoso el pueblo de Dios, que en el Sagrado
Sacramento de la confesión está recibiendo la purificación, sanidad, y
renovación dentro de él. Pues Cristo Jesús, le está lavando con su sangre
preciosa, y os da su espíritu. El Espíritu Santo entra y se queda presuroso,
viendo que ha sido purificado aquel templo. Somos Trinidad Santa con ustedes,
ustedes son trinitarios, pues son en la Trinidad Santa, y
son hijos predilectísimos de María Santísima. Que por la intercesión de María
Santísima, alcanzan lo inimaginable, y gracias abundantes para todos, todas las
familias, y para todo el pueblo de Dios.
Todos en el amor, vivan y amen siempre. Es conveniente
que os expresen el amor, y que digan te amo. Que os exhalen dentro de su
corazón ese amor, para todos los que los rodean, y los que encuentren en el
camino. Regalando una sonrisa, y diciéndoles,
bendito seas, que te vaya bien, y el Señor Dios Todopoderoso te bendiga
a ti y tu familia. Tengan esta expresión de amor, y estas palabras. Os les digo que habría
mucha conversión si hicieran lo que Yo les pido, soy vuestro Dios, somos
Trinidad Santa.
> Soy vuestra Madre María Santísima, les
cubro con mi manto, y les traigo a mi regazo. Están en mi regazo, son jesucitos
todos mis pequeñitos, y mis niñitos. A cada uno de ustedes los veo y les amo,
como a mi Jesúsito chiquito. Cuántos añitos tienen mis jesucitos. Saben, hay un renacimiento para ustedes, de
Dios, porque les ama.
Este es un encuentro de Dios, y
María Santísima con su familia. La familia muy amada de Dios, la unificada, la
muy amada, y la que forma un solo Cuerpo, en un solo Señor, Dios Jesucristo, en
el Padre, y el Espíritu Santo son todos ustedes. Alégrense.
Se que cada uno de mis niños,
tiene algo que hacer, pero se han dado una cita de amor, de sacrificio de amor,
soy vuestra Madre María Santísima.
> Soy el Padre Yavhé quien les habla en
este momento, soy el que soy con ustedes. Soy Dios, y ustedes son en el que es.
Este mensaje os Yo Dios, lo doy a
mis muy amados, a mi Grupo de Oración tan amado Jesús Eucaristía. Todos son
invitados, y toda la Iglesia
de Dios, es la familia de Dios. Todos los grupos de oración deberían estar
llenos de júbilo, porque estoy Yo Dios con su pueblo. Dios que os unifica, y
salva. Dios que libera, y asciende con todos sus amados al Reino. Y en el
Reino, todos con Cristo Jesús. Os en Cristo dando la gloria eternamente al
Padre, y en el mismo Hijo, al Hijo, y al Espíritu Santo. Yo Dios les digo, que gran misterio es para ustedes, pero este
misterio, Yo lo he estado vislumbrando, y haciéndoles conocer los secretos del
Reino. Pero pronto estarán en el Reino, gozarán y entenderán que es el Reino, y
que es lo que Yo Dios, gané para ustedes. Que es lo que Dios que les ama, vino
a darles con su Sagrada pasión tan dolorosa. El mismo Reino y Yo soy el Señor.
Yo soy el Reino, y la alegría.
Oren. > Señor a ti te venimos a dar toda la gloria, y la alabanza. Nosotros
somos ovejitas tuyas, pero a Ti, Oh Señor clamamos también en nuestra
necesidad. Mira Señor todo lo esperamos de Ti, y esperamos de Ti en tu Divina
voluntad, lo que Tú quieras para nosotros. Y Tú siempre quieres cosas muy
buenas para nosotros, aún las que nosotros no te sabemos pedir, y las inimaginables para nosotros.
Porque Tú eres mi Señor y mi Dios. Ahora te pido Señor Jesús, que vengas, y te
quedes en mi. Oh Señor Dios Todopoderoso, quizá hoy en este día, no atendí a tu
llamado. Quizá yo no haya aceptado, porque escuche otra voz. Pero sabes que,
Señor, hoy yo inicio una vida nueva, quédate en mi Señor, y dame hambre y sed de Ti. Señor Dios
Todopoderoso, quita y retira las ataduras de mi, para que yo pueda cada día, ir
y participar de la única fiesta Divina que es la Santa Misa, la Sagrada Eucaristía.
Dame el regalo Señor de ser constante,
perseverante, y de ir engalanado contigo a esta fiesta de fiestas. Pero
solamente de Ti Señor, Tu eres el novio y os me engalanas a mi. Quiero pedirte,
engaláname Señor, yo te ofrezco en este día, mi vida, mi alma, mi corazón, mis
deseos, mis anhelos, todo lo que soy,
todo lo que tengo, todo lo que amo, y
todo lo que hago. Oh Señor Dios, aquí estoy, quiero que Tú hoy en esta mañana,
me des la virtud, la
santidad, yo quiero ser tuyo solamente. Oh Señor Dios, atiende a mi
llamado, y rompe las ataduras que hay en mi.
Se cuanto me amas y cuanto me deseas en Ti, y cuanto te deseo en mi
Señor, gracias Señor, porque nos amas tanto, y nos das Señor tus sacerdotes,
mantenlos en tu gracia divina. Dulces Corazones de Jesús, y de María, proteged
y llevad a vosotros. Oh Dulces Corazones
a cada uno de vuestros sacerdotes, para que en Ti, Oh Cristo Jesús, y os
con María Santísima en su regazo, sean en Ti Jesús, y con María Santísima
nuestros pastores. Haznos ovejitas obedientes a tus sacerdotes, y danos la unificación Oh Jesús en Ti, tanto
a tus sacerdotes consagrados ministeriales, como a nosotros tus sacerdotes, que
por el Sagrado Sacramento del Bautismo, nos das el Sacerdocio común y somos
sacerdotes en Ti. Danos Señor un sacerdocio pleno y unificado en Ti, que eres
el eterno Sacerdote y así todos seamos un solo rebañito, con un solo Pastor. Y
en un solo Pastor, el mismo Dios,
Todopoderoso, quien nos hace uno en Él, espíritu suyo, y cuerpo suyo. Y Él se da a nosotros, somos
morada en Cristo, y Cristo nos hace morada suya. Que gran alegría, y que
gran acontecimiento del Dios Todopoderoso, el único Rey, el Dios a quien se le
debe todo honor, toda adoración y toda alabanza, ha venido Él mismo, a pagar
por nuestro pecados. Le ofendemos gravemente, le ha ofendido su pueblo a través
del tiempo, y Él mismo en su amor y su humildad, viene Él mismo a pagar por la misma ofensa que recibe. Que grande
eres Señor. Y que infinito es tu amor y misericordia, no hay nadie como Tú.
> Soy Dios con ustedes que con
gran amor he pagado ya, por todas sus culpas. Son salvos, Yo soy vuestro
Salvador y no tengan temor. Pobre pueblo pecador, redimido ha sido.
En el momento de vuestro
bautismo, fueron dotados de todo lo que necesitan para la salvación. Y el mismo
Salvador los ha tomado en Él, se han quedado en Él. Viven en Él, y Dios les
retira el pecado venial, y les da la
gracia santificante a todos sus hijos.
No se apeguen tanto a las cosas de este mundo.
Miren que muchos ponen su corazón en las
cosas terrenas, y dejan este mundo. Y muchos de ellos no se quieren
despegar de sus cosas, y aquí están, eso es pecado. El que ustedes quieren las
cosas terrenas como a su Dios, y más que a su Dios. Cuando Dios les quiere
llevar al Reino y dicen que aquí es está su casa y cosas. Y muchos de mis hijos
por tener el closet lleno de ropa, y cosas. Dicen que no me los lleve ahora. No
se quieren ir porque es su voluntad, quieren que los deje aquí. Yo respeto la voluntad de mis hijos, y les
dejo aquí. Y si deberían entrar al Reino de los Cielos, andan vagando. Yo
respeto la voluntad de mis hijos, y otros más de mis hijos, me dicen, que no me
los lleve porque aquí está su esposo y no lo quieren dejar. Aquí está tu Dios, Yo les doy el permiso, Yo
accedo a su voluntad, porque aún Yo, respeto la voluntad de mis hijos. Y muchos
más de mis hijos dicen, que no es tiempo que los deje un tiempo más de vida,
que no se quieren ir todavía, porque tienen muchas cosas que hacer. Yo respeto la voluntad de mis hijos, y si
estos hijos entrarían en ese momento glorioso al reino, me piden déjame quedarme aquí. Nunca me digan eso, antes bien, con gran
alegría digan. > Señor estoy
dispuesto, porque Tú eres bueno y tu misericordia es grande. Me has redimido,
salvado, y me has dado vida eterna. Me has regalado tu reino, te dejo todo a Ti, te lo entrego todo a Ti, y
yo me quiero ir contigo. Oh Señor, Tú dispondrás de todo y hasta de mi familia,
porque son tuyos. Llévame contigo ahora mismo, Señor se que eres muy bueno,
eres benévolo y no me vas a juzgar según mi pecado. Sino según tu amor y tu
misericordia, vámonos Jesús. > Cuanta alegría siento cuando me dicen
con gran alegría, aquí estoy, llévame contigo. Yo los llevo y tienen una
ascensión. Y entran en el Reino de los Cielos llenos de alegría, y Yo mismo les
permito ver, como Yo estoy al cuidado de
lo que me han confiado, soy vuestro Jesús.
Les amo.
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